Capitulo 13 "Encomiendas y Realidades"

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Rádulf se extrañó, se agachó tomando el papel y la carta, con cierta emoción en el corazón, buscó con una mirada rápida el sello de la princesa, pero no encontró nada, abrió el pequeño papel, lo desdobló y leyó:

"Rádulf urge verte, caballerizas, no abras la carta.

Esteban."

Extrañado bajó a la parte de atrás de la posada, buscó las caballerizas y ahí en un rincón encontró a un pequeño grupo que jugaban cartas sobre un barril de vino, se acercaba cuando Esteban lo vio y se levantó inmediatamente.

—Rádulf se me ha encomendado buscarte y entregarte esta carta. Te he encontrado gracias a Claudine, he visto al Conde Lavalle para entregarle un mensaje, se me dijo urgente, pero lo he encontrado en tal estado que a duras penas me reconoció, el vino está corriendo a mares, en fin, a medias palabras me ha dicho que te la entregue para que le des lectura y que le informes, Lavalle está en la casona del marqués de San Lorenzo, dice que ya sabes donde es. Ya te informé así que me libero. 

Esteban regresaba a su puesto increpado por sus compañeros de juego, cuando volteó y miró dijo:

—Claudine ya está en el palacio, su aprecio por ti me molesta —se encogió de hombros y regreso a la jugada.

Rádulf subió con presteza a su habitación, a la luz de la vela abrió la carta que no portaba sello ni distintivo y leyó...

"Lavalle me es imprescindible un servicio suyo, necesito con urgencia se lleve a Mariana lejos de aquí, ella está hospedada en la casa de mi tía, busque algún pretexto, el que sea, pero me es necesario no esté aquí, creo que no debo recordarle que es especial para mí y que mi futura boda nada tiene que ver con lo que siento por ella, no quiero me vaya a armar un escándalo, mi prometida se quiere negar a la boda, ya aceptó, pero cualquier pretexto le daría la razón. ¡RESPETELA! Pero llévela lejos, yo fingiré molestia.

Ya se prepara la boda y sobre todo los arreglos de los títulos y los territorios a los que tendré derecho, le haré los honores a la princesa, aseguraré un heredero y después que todo esto pase le recompensaré de sobre manera, pero por favor necesito a Mariana lejos por el momento.

D. de A"

Rádulf no sabía que sentía por un lado la sangre le hervía y quería vociferar con todas sus fuerzas y por otra parte su corazón parecía congelarse, sus manos temblaban, su pecho recibía una presión que le dolía...

Los sucesos le daban una visión regularmente clara de lo que pasaba, recordó algunos relatos que Cárdigan le había escrito entre tantas y tantas cartas acerca del Duque de Alba, que había sido su prometido por mucho tiempo en una relación oficial, pero que solo eran cuestiones de la corte y que más bien lo veía como a un hermano... Recordó que en su momento sintió envida de aquel personaje que podía mirarla a los ojos y tomar su mano, aquella relación había terminado por petición de Duque pero Cárdigan había asumido la responsabilidad.

Ahora todo indicaba que la relación se reanudaba y que se proyectaba a ser más seria.

No pudo más, ahí a la luz de una vela, sucumbía de impotencia, en su concepción el amor siempre triunfaba, a pesar de la diferencia de clases, y sobre cualquier obstáculo, él abrigaba la esperanza por ingenua y remota de algún día tener un encuentro con su amada, todas las noches soñaba con besos y caricias, con una vida tal vez secreta e inexistente para el mundo, pero real para ellos dos.

Hoy el amor parecía perecer ante los intereses mundanos del dinero y el poder...

¿Cómo es posible que un ángel tan bello y puro como mi amada Cárdigan, sea puesto en el mercado para su venta? ¿No se dan cuenta de su valor?, ¿No pueden ver a la maravillosa mujer que hay en ella?

Trató de tranquilizarse, se sentía atrapado, debía según su trabajo y su forma de pensar dar el mensaje al Conde, aunque en ello le fuera la vida y las ilusiones de su alma se perdieran en un oscuro foso...

"¿Y si no la entrego? Tal vez... ¡No!"

Apretó los puños con fuerza, limpió las lágrimas de su rostro y sin mucho pensar tomó una capa se envolvió en ella y salió en la oscuridad de la noche...

El cielo estaba tachonado de estrellas, la luna estaba desaparecida, un viento suave y frío ululaba, pero para Rádulf, la belleza de la noche no existía.

Caminaba a prisa con la mirada en el suelo, a pesar de sus esfuerzos, de sus ojos llovían gotas saladas... Furia, impotencia, desconcierto...

La mañana siguiente estaba marcada por un encuentro de dos corazones separados por un muro pero unidos en un sentimiento... ¿Qué curso tomaría este encuentro?, ¿Se daría?...

Una historia está por escribirse, un momento promete convertirse en sublime, un instante, un latido, un anhelo

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Una historia está por escribirse, un momento promete convertirse en sublime, un instante, un latido, un anhelo... una historia de amor...


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