El Lobo y La Zorra

capitulo 37

al acudir al rescate de mi hermana, paso algo, entre toda la bola de zorros que atacaban a mi hermana veía que uno de sus ojos se volvía rojo,o yo lo veía rojo,cosa que era rara ya que según Perla ella tiene los ojos de mamá, pero al ver sus 2 ojos me asuste ya que se volvieron completamente rojos y de la nada ella tiro a los 8 zorros y a cada uno lo destripo, lenta y dolorosamente, excepto 2 ( los 2 hermanos de connie) y los noqueo al terminar su trabajo, me vio y se me acerco con su boca llena de sangre y dibujo una sonrisa macabra en su cara (tipo gato sonriente)la cual aun tengo en la mente, no savia si huir o quedarme, o si iba a matarme o alguna otra cosa, sentí un escalofrió en mi cuerpo al ver sus ojos rojos, cerré los ojos para no ver esos horripilantes ojos rojos, como la sangre que corría por su boca, Amiray se paro en frente de ella, no se que demonios paso pero, los ojos amarillos de Amiray también se volvieron rojos y los azules de Perla también, ellas se me acercaron con esa macabra sonrisa, Garren estaba a punto de morderme cuando algo se atravesó en su letal mordida, no me fije que mi mascota Bunbom el conejo nos siguió, y el recibió la mordida, el pobre animal agonizaba de dolor para luego cerrar los ojos para siempre y no pude evitar pararme y saltar hacia mis hermanas las cuales se veían confundidas y asustadas.

 Con solo saltar arriba de ellas vi que el color de sus ojos volvía a ser normal, ellas me miraron y aun se veían terrible, su cabeza les dolía, ellas no entendían nada, no sabían lo que paso, estaban, aterrorizadas cuando les conté que paso. 

En eso Fenneking se paro con sus hermanos y agarro a Connie del brazo, forzándola a quedarse con el, el voltio a ver a mi hermana y dijo, " No entiendo por que ame a un monstruo como tu y como ella puede amar a tu bestia" en eso le dio la orden de matarnos y a Connie, a sus hermanos, los cuales muy obedientes se nos acercaron para matarnos, huimos antes de que dijera eso, asta que Amiray se cayo, intentamos ayudarla para pararse y al hacerlo los zorros nos alcanzaron, no podía creer lo que estaba a punto de pasar.