Verdugo ( Problemáticos II )

La maldición de tener secretos

Viaje a la casa familiar de AJ

Cuando el coche por fin estacionó frente al patio donde creció, parecía que habían estado días dentro del coche. Las seis horas de viaje habían sido intensivas para los dos y la estrechez del vehículo del luchador, siempre encariñado con su turismo, había desquiciado a Charlotte. El equipaje no cabía por completo en el maletero y tuvieron que hacer un apaño y llenar el suelo de la parte de atrás. Pero para eso había que echar adelante el asiento copiloto y Charlotte fue encogida. Al salir al exterior se tocó las lumbares y estiró las rodillas.

Charlotte: La próxima vez venimos en el mío...

Styles: En el tuyo hay menos sitio, chica rica —le guiñó el ojo mientras iba sacando las cosas fuera del maletero. Charlotte le observó unos segundos pero acabó centrándose en la pequeña edificación residencial que tenía en frente. Tenía un patio amplio y era una zona bastante concurrida. Familiar, agradable a la vista. Todas las plantas parecían bien cuidadas y la pintura se había renovado hacía poco.

Lo cierto es que no estaban allí precisamente de vacaciones. El eterno rodar del globo terráqueo que Vince McMahon tenía en su despachó señalizó Carolina del Norte, donde vivían los padres del Fenomenal. Y aprovecharon para asentarse allí en lugar de reservar hotel, yendo por su cuenta. Charlotte le insistió mucho en coger el jet privado que le ofrecían a ella y a Ric, pero AJ los odiaba y acabó convenciéndola de ir por la ruta larga y entretenida.

La luchadora fue mirándolo todo con curiosidad sin tocar nada, paseándose y observando algunas flores que tenían en los maceteros de la ventana. Las cortinas estaban echadas así que no se podía ver nada del interior. Un sonido ronco y extraño la hizo acercarse a la parte de atrás, parecía un... 

Cuando asomó la cabeza hacia el patio trasero, un gigantesco dogo argentino blanco se abalanzó sobre ella ladrando, pero la correa impidió que la embistiera. Demasiado asustada como para chillar, Charlotte se giró en una micra de segundo y se chocó con AJ, escondiéndose rápidamente tras sus espaldas. El perro ladraba enérgicamente, pero cuando se acercó su dueño le reconoció y empezó a hacer alaridos más tranquilo, disfrutando de las caricias.

Styles: Tranquila, no está a gusto con los extraños, nunca lo ha estado.

La rubia dejó las manos pegadas a la columna, escondiendo la mitad de la cara mientras observaba el enorme animal desde una saludable lejanía. No le había agradado esa presentación.

Charlotte: Cuando me dijiste que tenías un perrito...

Styles: Ya, bueno. Cuando lo dejé aquí era un perrito, pero ahora está enorme. Es un vivaracho —dijo palmeándolo con suavidad, con una sonrisa enternecedora en los labios— ven, acércate.

Charlotte: Déjalo, no es necesario —ya empezaba a encerrarse en sí misma, sin salir de su "escondite". Él la sujetó del brazo riendo y la fue soltando cuando vio que cedía, dando algunos pasos alerta. Charlotte miraba al perro tan fijamente que cuando el can la observó empezó a gruñir nuevamente. Al ver la mano femenina atacó por un impulso nervioso, y la rubia tuvo los suficientes reflejos para apartarla antes de que se la mordiera.

Styles se levantó algo sorprendido y la alejó rápido del perro; acto seguido lo ató más fuerte a su caseta.

Styles: Te juro que nunca había hecho eso. ¿Estás bien, te ha hecho algo?

Charlotte: No —musitó mirándose los dedos, pero ahora se sentía insegura.

Saray: ¡Hijo! ¡No te acerques ahí!