Verdugo ( Problemáticos II )

Jugando a ser indestructible

AJ acabó pillándola de lleno: las pastillas que Vince le hacía ingerir habían sido determinantes para aumentar sus inseguridades, sus miedos y su mala baba. Los esteroides habían hecho mella, sí, pero todo el maltrato había salido de los daños psicológicos que iban añadidos a las dosis. Cuando vio cómo las pastillas se le caían del bolso se sintió muy traicionado por su silencio. Por si fuera poco, había descubierto que cuando él no estaba disponible fue capaz de ponerle los cuernos con Heath, su cuerpo no aguantó la necesidad sexual. Y aquello fue lo último que le aguantó. Cortó con ella inmediato, dejando que se descarrilara la vida sola. Solo una completa egoísta sin sentimientos podía recriminarle tener amigas cuando ella ya había superado su infidelidad con creces.

De una semana a otra se sintió liberado: nadie le controlaba la vida, nadie controlaba con quién podía o no podía hablar. Y nadie le maltrataba.

¡Todo era perfecto! O tenía que serlo. El único problema, la única tara, era que no había noche que no derramara lágrimas al tratar de concebir que ya no la tenía cerca. No la había. La echaba tanto de menos que le dolía en el pecho, no sabía cómo cojones se podía sobrellevar un dolor de ese calibre. Verla con Slater tonteando era como una daga directa a su cuello y tenía ganas de arreglarlo con ella continuamente, a cada hora. Comía pensando en Charlotte, dormía soñando con ella. La toxicidad de la rubia había echado tantas raíces en su personalidad que hasta echaba de menos cuando le controlaba. O al menos, lo prefería a perderla del todo. Había llegado a un punto en el que verdaderamente la veía como la única mujer en el mundo con la que quería relacionarse, tal y como ella le obligaba a pensar. Si aún no le había hablado y perdido los últimos resquicios de orgullo, era porque sería exageradamente calzonazos suplicar amor a alguien que se encamaba con más hombres. Y era una situación frustrante se mirara por donde se mirara.

Gimnasios

Styles: Charlotte, ese es el nuevo álbum. Me ha pedido Vince que te lo pase.

Charlotte hacía sentadillas con una pesa gigante.

Charlotte: Gracias, la miraré ahora.

AJ se quedó unos segundos, alargando lo máximo posible su ínfima estancia cerca de ella ahora que tenía un pretexto. La rubia sonrió irónica y depositó la pesa en el suelo, cogiendo la revista y mirándose en la portada.

Charlotte: No es necesario que te quedes a comentarla conmigo, AJ.

Él bajó la mirada a su gemelo. El cirujano contratado por Ric Flair era un auténtico artista. La cicatriz engorrosa quedó reducida a una fina línea blanquecina irregular sobre la piel, su músculo se había recuperado y apenas parecía que un perro le astilló el hueso.

Styles: Veo que te has recuperado muy bien.

Ella siguió hojeando la revista, separándose unos centímetros de él. Ante aquella ignorancia se sintió como morir de vergüenza: estaba pasando olímpicamente de él en su cara.

Styles: Creo que te estás pasando con las pastillas. Rubia.

No levantó la cabeza de las fotos, de hecho, ni siquiera parecía que le estuviese oyendo. No era la primera vez que la veía hacer eso. Realmente daban ganas de estrangularla.

Styles: Charlotte... ¿podemos hablar?

Charlotte miró las últimas fotografías y tras acabar la última y firmar en el reverso junto a los demás, dejó la revista en una esquina y se fue a otra máquina, dejándole tirado en medio del gimnasio.