Llevaba ya vario tiempo buscando unos archivos que me había pedido mi jefe. ¿Para qué quería ver los archivos del contrato con Wesleys Inc?
— ¡Hey! ¿Qué estás haciendo? Ya es hora de comer, deja eso. — Me asusto cuando grita, estaba tan sumergida en los archivos que ni si quiera vi que Ian llegó para ir a comer. Se ríe cuando ve que me asusto pero según él, palidecí. — ¿Estás bien? ¿Qué buscas, (t/n)?
— El señor Roberts quiere los archivos del contrato de Wesleys y no lo encuentro, ¡me voy a volver loca! —Él ríe y le doy una fuerte mirada de frustración
— Si no es que ya lo estás — Mira hacía abajo y saca una carpeta con el nombre de Wesleys. ¡En serio yo lo amo!
— ¡Ay sabes que te amo verdad! En cinco minutos vengo y yo invito la comida. — Le sonrío y sus ojos azules radiantes esperan por algún abrazo o algo, desde lo que pasó ayer por la noche no había hablado más que ese par de palabras con él.
-Flashback-
— Hey, ya estás demasiado ebrio. Sólo te voy a llevar a la cama y..
— ¿Tendremos sexo? — Hace un puchero y quita su camisa.
— Tú no cambias, ¿verdad? Ve a la cama que ya te llevo tu café.
Se acerca a mí con unos ojos casi negros, no podía creer que después de tanto tiempo el siga con la misma idea de que podemos ser algo más. Entre nosotros había algo más, claro que sí, pero en mis relaciones quién sale lastimada siempre soy yo, no me gustaría perder la grandiosa amistad de Ian por una tontería como sexo o una relación en la que ambos sabemos que chocaríamos, a veces somos tan iguales que me pregunto como mierdas sigue a mi lado y jamás me ha dejado de apoyar.
Toca mi brazo derecho con su mano helada y reacciono dando un pequeño saltito hacia atrás, pero en eso choco con la esquina de la cocina. Estaba acorralada. Su misma mano se entrlazó con la mía y con su mano libre metió sus dedos en mi cabello acercándome a él, cuando nuestros labios se tocaron surgió en mí la necesidad de seguirlo, quería apartarlo pero yo quería tanto esto como él. Nos separamos para tomar un poco de aire y lo miro a los ojos, esos ojos azules me han tenido loca desde que tengo memoria, pero siempre me he reprimido porque Ian es nada más y nada menos que un Don Juan con las chicas.
— (t/n).. — Suelta y me carga, me siento en la cocina.
Tomo su cara con mis manos y lo acerco a mí, lo beso de nuevo y mis piernas se entrlazan en sus caderas, juntándolo más a mí. El beso parece consumirme y ahogo un gemido cuando sus manos entran en mi blusa y la desprenden, mi blusa y su camisa salen volando y siento la necesidad de quitarle el pantalón. Mis manos torpes y desesperadas buscan su cinturón y lo desabrocho en cuanto lo encuentro, pero sus manos acorralan mi trasero y me carga hasta llegar a su habitación. Cuando me recuesta en la cama desabrocha mi pantalón y lo baja hasta que caiga por el suelo. Comienza a besar mi abdomen y una de sus manos rasga por completo mis bragas, mierda.
— Yo, Ian Somerhalder, me quedaré con éstas. — Aún sigue muy ebrio y en cuánto esto termine ni si quiera lo recordará al día siguiente.
Se deshace de mi bra y comienza a lamer mis pezones, dándome un nuevo nivel de placer, realmente necesitaba esto. Cuando termina con ellos por fin se deshace de su pantalón y su bóxer, busco un condón en el buró y cuando lo encuentro él sonríe y lo toma, lo acomoda en su miembro y entra en mí. Siento cuando comienza a entrar y salir y trato de no gritar tanto por el placer que me brina, toma mi pierna izquierda y la sube a su hombro, mientras sube la velocidad un poco, mientras siento como mis paredes se ajustan a él, ya estoy cerca y él también.
En cuánto siento un par de espamos en mi estómago me retuerzo de placer e Ian sigue embistiéndome cada vez más fuerte hasta que en un gemido fuerte me hace saber que ha alcanzado el orgasmo. Sale y se tumba a mi lado. De pronto siento la gravedad de este error y en cuánto cae dormido tomo todas mis cosas, no sin dejarle en el buró las bragas que me rompió. Era un error, pero quería saber si lo recordaría.
▼
Nos encontramos en el restaurante que está en frente del edificio donde trabajamos. Me siento y Jeff -el camarero- llega con nosotros a pedir nuestra orden.
— ¿Lo de siempre chicos? — Nos sonríe mientras anota en su pequeña libretita nuestra orden.
— Ya sabes que sí, Jeff. — Ian pronuncia.
Jeff llega con un par de limonadas y le doy un trago a la mía.
— ¿Por qué te fuiste anoche?
— ¿Disculpa? — Me hago la desentendida y le doy otro trago largo a mi agua.
— ¿Qué crees que no iba a recordar lo que pasó anoche, (t/n)? — Suelta, ahora con un poco de molestia.
No sé que responder. Mi mente está en blanco y mis manos comienzan a sudar, ¿que por qué me fui? ¿no le parece mal el hecho de que hayamos arruinado nuestra amistad?
— Yo.. siento que eso fue un error, estabas ebrio y no debí dejar que pasara — Menciono sin mirarlo a los ojos.
— ¡Esto es todo menos un error! ¿Qué no lo entiendes mujer? Mírame por favor. — Toma mi mano y me dedica una mirada afligida. — Estoy enamorado de ti, ¿qué no lo ves? Todas las chicas que conocí jamás me llenaron como tú. Tú eres tan feliz, tan valiente y nunca te dejas vencer tan fácil, eres todo lo que yo quiero en una mujer. Tú eres la mujer que yo quiero, ¿es que te lo tengo que explicar con manzanas a caso?
Sonrío al escuchar su palabras tan expresivas, si esto queda arruinado yo no soportaría no volver a hablar con él o verlo.
— Yo no sé que decir, esto es tan...tan irreal. Tú y yo solíamos ser mejores amigos y ahora..
— Ahora estamos enamorados, ¿por qué no lo aceptas? Yo jamás te haría daño, nunca.
— Eso lo sé.
— ¿Entonces? Dame una oportunidad, por favor — Toma mi barbilla y me obliga a verlo, sus ojos están tan brillantes, en serio quería que esto funcionara.
— Está bien
Casi grita cuando respondí y me abraza con una fuerza que casi me deja sin aire, toma mi cara entre sus manos y me besa, con una necesidad que jamas había sentido. Me sentía feliz.
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Ian Somerhalder One-Shots
RandomAquí podrás imaginar pequeños momentos con el ojiazul más bello de todos.