joke

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Escuché el timbre y caminé hasta la puerta, abrí la puerta y mi hermano Paul estaba parado con un pequeño peluche. Bufé y me moví de la puerta para que pasara, con un peluche no se arreglan las cosas. Por la mañana me llamó diciendo que se estaba muriendo y no podía respirar, luego de oírme gritar y llorar como la histérica que soy comenzó a reír y supe que era una típica de sus bromas, supongo que debí suponerlo desde un principio conociéndolo.

— ¿Me perdonas? — Se sentó en el sofá y cruzó sus piernas sonriendo. Sabía que no podía enojarme con él.

— Bien — Crucé los brazos — Oh, pero tienes que hacer algo realmente grande para compensarte.

Su sonrisa se ensanchó y fue uno de esos pocos momentos en los que me he arrepentido de haber hablado. ¡Lo sabía! Siempre trama algo.

— Claro que sí, todo para mi hermanita hermosa — Hizo una pequeña pausa — Verás, te he hablado muchísimo de mi amigo Ian, ¿lo recuerdas? Bueno, llegará hoy por unas semanas pero no puedo ir por él al aeropuerto, tengo una reunión muy importante con estos abogados que me quieren en su firma, no pude cancelar. ¡Es el sueño, t/n!

— Esto, que estoy a punto de escuchar no suena como a algo que vayas a hacer por mí, eso suena al revés — Me senté en la mesa que estaba en frente del sofá. Comenzó a reír.

— Hermana, ¿si quiera lo has visto? Tengo amigas que darían lo que fuera por ir por él al aeropuerto, te lo estoy dando a él — Sonrío.

— ¿Y yo para qué lo quiero? ¿Para que me prepare café? ¿Qué me haga de comer?

— O simplemente te dé un buen rato de placer, que te hace demasiada falta. — De inmediato me sonrojé, Paul solo sonrió y me tomó la mano. — Ve por él y hazte un favor.

Cerré los ojos y asentí — Quiero que quede claro que no es porque me haga falta.

Aunque tenía otras cosas en mente para hacer con este tal Dios.

**

Llegué al aeropuerto y esperé el mensaje de mi hermano con la foto del muchacho al que debía buscar. Cuando me llegó mis ojos y boca se abrieron porque en efecto, parecía un Dios.

— ¿Eres la hermana de Paul? — Una varonil voz me distrajo de los malos pensamientos que había en mi mente, aunque no se fueron del todo pues al voltear a ver al dueño de la voz regresaron inmediatamente.

— Sí claro, ¿cómo...

— Paul envió una foto — Interrumpió, mostrando una foto mía de hace un par de meses en la playa, entrecerré los ojos con una chispa de enojo. — Sí, creo que sólo debió mandar una de tu cara — Sonrió y lo miré, le regresé la sonrisa mientras pensaba una manera de matar a mi hermano.

— Vámonos, ¿tienes hambre? Puedo hacer algo cuando lleguemos a la cama, digo... casa, sí, haré de comer en la casa — Subí el volumen del radio mientras él sonreía de lado.

El camino fue incómodo después de mencionar una cama en una oración completamente fuera de lugar, era alto, tenía ojos azules y un increíble cabello negro, sin mencionar que con la camisa que llevaba sus músculos resaltaban y se veía más que tremendamente caliente. Tenía que despejar mi mente de esos pensamientos y de los nervios, pues tendría que lidiar con Paul y todas sus burlas, ya me lo estoy imaginando.

Cuando llegamos al departamento de Paul encontré la llave en la maceta que estaba al lado de su puerta, cuando entramos Ian dejó sus maletas en la sala mientras yo me escabullí en la cocina con tal de que no me recordara el incidente de la comida y la cama.

Ian Somerhalder One-ShotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora