Capítulo Dos

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Narra Ashley:

"Sé amable y no salgas a la defensiva. Sé amable y no la mires mal. Sé amable e ignora las ganas de partirle la cara.", comencé a repetir en mi mente como un tipo de ritual.

— Gracias pero no—sonreí hipócritamente de la misma manera que ella lo hacía.— Métase su dinero por el culo o ahorre para cuando su esposo la deje por una de sus putas—volví a sonreír para irme con mis pequeños quienes no paraban de reír.

Escuché como las madres comenzaban a parlotear sobre mí pero las ignoré. ¿Qué esperaban que hiciera? Aquella señora nos había humillado públicamente y con toda la intención del mundo. Rodé los ojos imaginando toda la basura que debían estar hablando.

No tenía idea de porqué se quejaban. ¡Esa tipa era una arpía! Siempre buscaba la manera de humillar a los demás y al final, nada le salía bien. Nunca se me olvidaría la vez que el maestro de Educación Física la avergonzó frente a algunos padres y yo estaba entre ellos. Todo había sido por causa del acoso que ella tenía con el pobre maestro. Mentiría si dijera que no era guapo pero, gracias a Dios, era un caballero en todos los sentidos.

Ella le había estado coqueteando por semanas hasta que él le dejó muy en claro que tenía una esposa a quien amaba y unos hijos a quienes les debía la vida. Todos se habían quedado sorprendidos era el primer hombre en la escuela que rechazaba a ''Miss Perfecta Por Fuera Pero Podrida Por Dentro".

— ¡Mamá, eres la mejor!—exclamó Chloë riendo a carcajadas llamando la atención de algunas personas a nuestro alrededor.

— Chócala, mami—Nathan extendió su puño el cual choqué.— Tenemos la mamá más genial de todas, pequeña—le dijo a su hermana haciéndome reír a causa de su ternura.

A pesar de que había disfrutado poniéndo a aquella señora en su lugar, debía dejarle claro que no era bueno humillar a las personas. Todos eramos iguales y merecíamos un respeto. Aún las personas que hacían la vida de lo demás más difíciles.

— Chicos, no se puede ir por ahí insultando a las personas— me detuve frente a ellos.— Mamá lo hizo porque esa señora la tenía cansada pero no tenemos derecho de hacer sentir mal a los demás—les expliqué y ellos asintieron.

No pasé por alto el hecho de que aun tenían sus sonrisas traviesas por lo que ignorarían mi consejo completamente. Decidí seguir caminando, ya tendría tiempo para hablar seriamente con ellos.


— ¿Iremos a la excursión?—preguntó Chloë mirándome esperanzada. ¿Qué le decía?— ¡Mamá, contesta!—zarandeó mi brazo repetidas veces en busca de una respuesta.

— Claro que sí, hermosos—respondí aunque ni yo sabía cuan cierto fuera. Solo le rogué a Dios que Stephen estuviera de buen humor.— Denme un beso que es hora de entrar al salón—dije  al escuchar la campana sonar fuertemente.

Después de la alarma en la madrugada, ese era el peor sonido que cualquier persona podría escuchar. Los compadecía. Yo no volvería a la escuela ni porque me pagaran.

Nathan se acercó a mí y me dio un abrazo fuerte seguido de un beso, Chloë repitió su acción. Ambos agarraron sus manos y corrieron hacia su salón. Antes de entrar se voltearon y se despidieron con sus pequeñas manos.

Suspiré enamorada. No tenía palabras para explicar el amor que sentía por ellos. Era capaz de dar mi vida, alma y cuerpo para verlos feliz. De eso no había duda.

Corazón Roto (Zayn Malik) |Completada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora