Capítulo Quince

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Narra Ashley:

   Escuché pasos en el exterior de la habitación y maldecí internamente. No quería verle la cara. Saber que yo estaba en su completo poder y no podía hacer nada para cambiarlo me llenaba de rabia. Le rogué a Dios para que no entrara a el cuarto pero una vez más mis plegarias fueron ignoradas. ¿Dios ya no me escuchaba?

— Hola, rata—escuché luego de que la puerta fuera abierta bruscamente.— ¿Cómo estas?—preguntó pero no respondí. No le encontré el sentido a esa pregunta, lo menos que le importaba era como yo me encontraba.— ¿No me vas a responder?—volvió a hablar pero ignoré cada una de aquellas palabras.

   Cambié mi cara hacia el otro extremo de la habitación lejos de la vista de aquellos ojos que me miraban con maldad. Encogí mis piernas cuando sentí su presencia cerca de mí.

— La verdad, no sé qué te vio Zayn. Solo eres una rata fea—me insultó pero no le hice caso. No estaba dispuesta a rebajarme a su nivel.

   Cerré mis ojos tratando de ignorar cada una de las fases hirientes que me decía. Solté un suspiro lleno de frustración cuando sentí que se sentó a mi lado.

— ¿No vas a hablar?—preguntó, yo no entendí la insistencia en que le hablara. Yo sabía que lo menos que tendríamos era una conversación agradable.

   Mi cuerpo tembló al sentir la fría brisa que había entrado por una ventana que había en la parte superior de la pared. Escuché una leve risa a mi lado y luego sentí una caricia en mi mejilla. Me alejé lo más rápido que pude con repugnación. ¿Quién se creía para tocarme? No tenía derecho ni a mirarme.

— ¿Cómo están tus hijos?—preguntó haciendo que mis latidos se aceleraran. Sabía que detrás de aquella pregunta no había ninguna buena intención.

— No te atrevas a tocarlos—le advertí entre dientes. Mis hijos eran mi todo y por ellos era capaz de cualquier cosa.

— ¡Con que la rata habla!—exclamó dando aplausos desordenados provocando que mi cabeza doliera.— Yo pensaba que el ratón te había comido la lengua aunque creo que eso no se puede hacer entre su misma especia—dijo y comenzó a reír como si hubiera dicho el mejor chiste del mundo.

— No toques a mis hijos—volví a advertirle mientras miraba fijamente aquellos ojos que me miraban con burla.

— Cariño, tú no eres nadie—acarició mi cabello y luego lo haló fuertemente haciendo que un gemido se escapara de mis labios.— ¿Te dolió?—preguntó irónicamente y me aguanté varios insultos.

— No los toques, idiota—me fue imposoble. Me atreví a soltar aquella palabras logrando que su saliva aterrizara en mi cara.— Es lo que eres, bueno, aparte de ser psicopata—mentí un fuerte golpe en mi mejilla.

   Un líquido salió de el interior de mi boca; era sangre. Escupí mi sangre en su cara ganándome otro golpe. Toqué mi mejilla y noté que tenía marcas. Me había golpeado con algo de metal y eso hizo que me doliera mucho más.

— Veremos que opinan tus hijos sobre esto—dijo saliendo de aquel mugroso cuarto dando un portazo.

   Me levanté y corrí detras suya para impedirle que lastimara a mis hijos pero me fue imposible. Unas cadenas en mis pies me prohibieron salir detrás de tan macabra persona. Me apoyé en la pared y me deslicé por ella con frustración.

— ¿Porqué a mí?—le cuestioné a Dios en un gruñido.— ¿Qué hice?—pregunté dejando salir cada una de las lagrimas que había en mi interior.

   Me importaba una mierda lo que pasara conmigo. Pero mis hijos eran mi mayor tesoro, sin ellos yo no era nada. Estaba dispuesta a darlo todo por ellos, incluso si eso significaba mi vida.

Corazón Roto (Zayn Malik) |Completada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora