Capítulo Veinticuatro

107 2 0
                                    

Narra Stephen:

— ¿Estás listo?—preguntó el oficial de turno. Me encogí de hombros y él rió.—Aquí no la pasaras nada fácil—me aseguró mas no respondí, no era algo que yo no supiera.

   Hoy sería mi primer día en la prisión. Los primeros cinco días luego del juicio me habían mandado a una celda completamente solo. Por lo que me habían dicho, a pesar de que ya se había hecho el juicio habían algunas cosas que no estaban completamente claras. Pero esos días de tranquilidad habían acabado, desde este momento entraría a la realidad.

— Baja del auto—ordenó el compañero del oficial que había estado manejando.

   Pude bajar del auto con ayuda de ambos, no lo pude hacer por mí mismo gracias a las cadenas que rodeaban mis muñecas y tobillos. Observé todo el panorama a mi alrededor pero sin querer lucir sospechoso. No quería causar problemas sin haber pisado mi celda todavía.

    El cielo se encontraba pintado de un hermoso azul con pocas nubes blancas. El canto de los pájaros captó mi atención ignorando fuertemente el sonido de las llantas de los autos que corrían por la autopista cercana. Sonreí al recordar la primera vez que Ashley y yo fuimos con los niños al parque. Ashley estaba tan emocionada de que los niños podrían salir de casa que no le importó que estuvieran dormidos todo ese rato. ¿Qué más podían hacer? Eran unos bebés de pocos meses.

— El comandante quiere hablar con el señor Bógdacoz—notificó el oficial que nos abrió los portones.

— ¿Qué debemos hacer?—preguntó el oficial que estaba en mi lado derecho.

— Solo sigáme—dijo el hombre y comenzó a caminar hacia una oficinas.

   Miré a mi alrededor de manera sospechosa. ¿Porqué tenían que hablar conmigo? Ni siquiera llevaba un minuto dentro de la prisión. Le rogué a Dios que no hubieran comenzado rumores sobre mí. Esa gente me quitaría cada uno de los pocos privilegios que tenía sin ni siquiera escuchar mi versión.

— Es en la siguiente puerta—señaló una puerta color caoba.— El confinado tiene que ir solo, no se preocupen por la seguridad. El comandante sabe lo que hace—añadió.

— De acuerdo, pero lo llevaremos hasta la habitación, no nos podemos arriesgar con gente como él—dijo el oficial mirándome con desprecio como lo había hecho desde el primer momento en que me vio.

— Como quieras—respondió el otro.

— Camina—demandó empujándome.— No tenemos todo el día—gruñó.

   Retuve mis fuertes ganas de golpearlo hasta dejarlo en un hospital pero preferí no hacerlo. Algun día saldría de este lugar y le haría la vida de cuadros. Aunque lo haré legalmente, igualmente se arrepentirá.

— Ten más cuidado—pidió su compañero. Él sí era una buena persona y no me trataba como mierda solo por el estado en que me encontraba. Podía estar cien por ciento seguro de que el otro pendejo no tenía idea de quien yo era.

   Los tres nos detuvimos frente a la puerta que nos indicaron. El hombre a mi lado golpeó dos veces y la puerta fue abierta. Un hombre de más de dos metros, robusto y de tez blanca se encontraba frente a nosotros. Pude sentir como el idiota que me había estado jodiendo se tensó. Miedoso.

— Buenas—saludó.— ¿Cómo te han estado tratando?—preguntó dirigiéndose a mí, eso me sorprendió.

— Este amigo ha sido genial pero este, ha sido todo un hijo de puta—respondí sincero.

— Arreglamos eso luego—dijo el hombre que se encontraba frente a mí.— Se pueden ir, la secretaria llenará los papeles necesarios—se dirigió a los oficiales que habían sido mis custodios. Ambos se fueron luego de mirarme por última vez; uno lo hizo con empatía y el otro con enojo.

Corazón Roto (Zayn Malik) |Completada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora