Capítulo Diez

177 4 1
                                    

Narra Ashley:

    Mi corazón paró en ese mismo instante. Sentí que el oxígeno no llegaba mis pulmones y que la sangre no se encontraba en mis venas. Mi estómago vibró y no por emoción, de hecho, era por todo lo contrario. Tenía miedo; miedo a Stephen, miedo a lo que estuviera pasando por su mente y a lo que hiciera. Toda la valentía que a duras penas había recuperado se habían esparcido como si nunca hubieran estado allí.

   Los niños envolvieron mis piernas con sus brazos mientras temblaban, yo los abracé dándole protección. Mis hijos eran primero que todo. Me importaba una mierda lo que ese maldito hiciera conmigo pero a mis hijos no podía ni mirarlos, se lo tenía prohibido. Les ponía un dedo encima y no iba a poder vivir para contar lo que yo le haría.

   Todos nos encontrábamos tensos y no era para menos. Jake nos observaba confundido, todos sabían lo que ocurría excepto él. La verdad no sabía porque lo había llamado "Ethan" pero no quería saberlo. No en este momento, solo quería salir de allí. Stephen abrió la boca para hablar pero fue interrumpido por una chica. ¡Era la misma que estaba en el restaurante! Nunca me había alegrado tanto de ver una persona que no conocía su nombre. Al menos, su llegada fue mi salvación librándome del martirio que me esperaba.

— Amor, te estaba buscando. ¿Dónde te habías metido?—preguntó con el ceño fruncido. La chica llegó con dos helados en sus mano y le entregó uno a Stephen. Cuanto desearía tener el coraje de derramar el helado en la cabeza de Stephen.— ¿Ustedes de nuevo, es en serio?—preguntó viéndonos confundida y no sé si también pronunció aquellas palabras con repugnancia e irritación.  

— Créeme, cariño, compartimos el mismo sentimiento—fue muy tarde para arrepentirme de haber dicho aquel pensamiento. Las palabras se habían deslizado por mis labios con la misma facilidad con la que Stephen soltaba obscenidades hacia mí cada día. Al mirar a Stephen supe que había cometido un gran error.— No te preocupes ya nos vamos, con su permiso—hablé rápidamente recogiendo lo que habíamos utilizado dispuesta a pasarle por el lado a ambos sin ni siquiera mirarlos. No estaría allí ni un segundo más.— Vámonos, chicos—les hablé a mis hijos, ellos agarraron mis manos sin objeción alguna.

— ¡No! ¡No se vayan!—pidió el progenitor de los gemelos y me detuve por unos segundos. Los niños negaron y apretaron mis manos.— ¿Y ese bebé tan negro y feo?—preguntó con repugnancia señalando a Jackson quien estaba en el la manta ajeno a la conversación.

   Mi corazón se rompió más, si es que eso era posible. Maldije mentalmente el día en que conocí a aquel hombre, aunque desde luego le agradecía por haberme dado a los gemelos. No entendía como me había podido enamorar de aquella persona. Una persona que juzga y discrimina por el color de piel. No entiendo. Al final todos tenemos la misma sangre.

— No te importa, eres un imbécil—contesté grosera pero no me doblegaría ante él. Esos tiempos terminaron. Jackson era mi hijo también y no permitiría que le hablara así. Con mis hijos, no.— Vámonos, niños—hale las manos de los gemelos y comencé a caminar rápidamente hacia el auto.

  Sentí pasos detrás de mí y avancé con miedo pero sin dejarlo notar. Tenía una idea más que clara de quién era esa persona y no quería tener ningún inconveniente, no ese día. Sentí como halaban mi hombro de manera brusca provocando que me girara de una manera poco delicada. Al hacerlo me encontré con un furioso Stephen, porque enojado era poco. Escondí a los niños detrás de mí, por nada del mundo dejaría que les pudiera un dedo encima.

— ¿Qué quieres?—rugí apartándome de él. Agradecí al Dios del cielo que mi voz no hubiera fallado.— Déjanos en paz de una vez por todas, Stephen—ordené con voz firme.— ¿Qué ganas con esto? Dime. ¿Qué ganas?—gemí refiriéndome en la situación que nos tenía. Gritos, golpes, llantos y dolor.

Corazón Roto (Zayn Malik) |Completada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora