Capítulo Veintitres

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Narra Stephen:

    Habían pasado más de dos horas y mi juicio no comenzaba. Me encontraba sentado en la pequeña sala que allí había completamente solo. El sargento y el coronel estarían en la sala del juicio para poder apelar a mi favor. Sin embargo, yo sabía que no había mucho que hacer para reducir el tiempo que estaría en prisión.

   ¿Estaba nervioso? No lo sé. ¿Ansioso? Tal vez. ¿Muerto del miedo? Sí, pero no por mí sino por mis hijos. Al entrar a la prisión no tendría contacto con ellos ya que estaría en la sección de máxima seguridad, según lo que me había dicho uno de los oficiales.

— ¡Bógdavoz!—escuché como alguien exclamaba mi nombre por lo que me giré confundido. Se supone que estaría completamente solo. Le había prohibido a todos los hombres que trabajaban para mí venir aquí puesto que no quería que salieran perjudicados.

— ¿Malik?—pregunté confundido cuando pude reconocer la figura borrosa que se veía a lo lejos.

— ¿Pensaste que te dejaría solo?—preguntó el moreno golpeando mi espalda en modo de apoyo.

— Te dije que no vinieras—me crucé de brazos.

— ¿De cuándo acá yo sigo tus ordenes, amigo?—preguntó y yo asentí dándole la razón.— ¿Estás nervioso?—preguntó y me encogí de hombros.

— Estoy preocupado por mis hijos, mejor dicho. No quiero que ellos sufran como sus padres lo hicieron—mordí mi labio pensando en si debía continuar o no.

— No te preocupes. Puedes confíar en mí, los cuidaré como si fueran míos—dijo y lo miré mal.— Bueno, no tanto—arregló y yo sonreí.

— Sé que lo harás. Más bien, me preocupa su estado mental—confesé ganando una mirada confundida de él.— Ashley y yo, no estamos cien por ciento en la cordura. Además, han sufrido mucho en su vida y no me imagino con todo lo que está por venir—murmuré.

— Yo cuidaré de ellos. Te lo prometo—golpeó mi rodilla en apoyo.

— Más te vale. Aun dentro de la cárcel seguiré siendo Stephen Bógdavoz y tal vez, ya yo no me ensucie las manos pero hay muchos dispuestos a hacerlo—lo amenacé.

— No será necesario—respondió.

   Nuestra conversación se dio por terminada en ese momento. La verdad, no tenía ganas de hablar y mi mente no estaba dispuesta a prestar atención a lo que alguien dijera. Me encontraba en la etapa de la negación. No podía creer lo que había hecho. Ósea, jamás lo imaginé.

   El gran Stephen Bógdavoz entregándose a las autoridades. Era irónico como había pasado la mayor parte de mi vida huyendo de la policía para luego entregarme a ella. Todo sea por mi pequeña Ashley.

   Suspiré mirando a mi alrededor. Ya me estaba cansando de esperar en esa maldita silla. Mi trasero estaba completamente dormido y yo no podía hacer nada para cambiarlo. La policía me tenía vigilidado y en el momento que me levantara de mi asiento, habrían hombres apuntándome con sus armas.

— Creo que vienen por ti—escuché a Zayn decir.

   Me giré para comprobar si era cierto o no y sí lo era. En el pasillo se podían distinguir las dos figuras de los hombres que me tenían en custodia. Gracias a Dios, eran unos hombres buenos. No eran sanganos pero tampoco prepotentes.

— Señor Bógdavoz, debe acompañarnos a la sala del juicio—habló el asiático cuando se detuvo frente a mí.

— Claro, solo demen unos minutos para respirar—pedí y ambos asintieron sin problemas.

Corazón Roto (Zayn Malik) |Completada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora