Capítulo Veintidos

95 2 0
                                    

Narra Stephen:

   Llevábamos unos dos horas esperando noticias de el amigo del moreno y todavía no sabíamos nada. Zayn estaba preocupado y no era el único. Yo no conocía al chico pero verdaderamente apreciaba el hecho de que arriesgó su vida por cuidar de Ashley y de mis hijos. Además, el haber puesto la vida de su amigo primordial a la suya, es digno de admirar. Ya no se encontraban personas leales, todo era a conveniencia.

    Rodé los ojos al ver que los oficiales no me quitaban los ojos de encima. Me había negado completamente a volver a la cárcel hasta saber que Jake estaba bien y ellos no se habían despegado de mí. No entiendo, si ya saben que me entregué y volveré. ¿Para qué seguir detrás de mí como perros falderos? ¡Era realmente agotador.

   Crucé mi pierna derecha arriba de la izquierda y los miré fijamente haciendo que ambos cambiaran la cara. Cobardes.

— ¿Le avisaste a la madre de Jake que él estaba aquí?—pregunté dirigiéndome a Zayn.

— Pensé que no era buena idea. Ella ahora está con los niños y de todas maneras, no la quiero desesperar. Se pone incontrolable y no estará satisfecha hasta ver a su hijo por sí misma—respondió y asentí.

— ¿Qué me miran?—pregunté haciendo que todos me miraran confundidos.— Sí, ustedes dos, guardias de palo. Metánse en sus propios asuntos. No iré a ningún lado, superenlo ya—rodé los ojos y crucé mis brazos. Para la suerte ambos, cambiaron su mirada. Mucho mejor.

— Oye, perdón por todo lo que te dije—habló el moreno que estaba a mi lado llamando mi atención. Lo miré alzando mi ceja izquierda.— No debí haberte dicho todo aquello. Sé que estás intentando cambiar y no debí juzgarte—se disculpó.

— Oh, no te preocupes por eso. De todas maneras, me lo merecía—me encogí de hombros.— Solo te pido que cuides de mis hijos. Si es necesario, te daré la custodia temporaria. Ellos no pisarán un orfanato en su vida, eso es el mismo infierno—aseguré.

— ¿Te abandonaron en un orfanato?—preguntó confundido y yo negué.

— No, pero tengo muchos amigos que sí y la mayoría está en esta mierda—dije refiriéndome al mundo de las drogas.— Pero no te puedo decir que nunca pisé uno. La mayoría de las veces que me escapaba de casa era para visitarlos y ayudarlos a salir de allí. Los maltrataban peor que a un animal, no les daban cobija, ni comida, mucho menos cariño. Ya yo me encargué de que cada uno de ellos pagaron por lo que hicieron—me encongí de hombros.

— No eres tan malo como pareces—dijo y reí.

— No te confíes, Malik—golpeé su espalda.— ¿Quieres algo de comer? La verdad, yo tengo mucha hambre—me levanté de mi asiento.

— Claro, cualquier cosa estaría bien. ¿Tienes dinero para comprar?—preguntó y negué ya que no era necesario.

— Pero no te preocupes, no hay nada que unos simples golpes no resuelvan—reí y él se tensó.

— No vas a golpear a nadie—ordenó y rodé los ojos.

— ¿Quién dijo que golpearía a alguien? Yo me refería a la porquería de maquina que tienen aquí, bastante dinero le ha robado a las personas—dije y noté como su cuerpo se relajó.— Vengo ya—avisé.

   Comencé a caminar hacia la maquina pero uno de los oficiales me detuvo. Gruñí cuando colocó su mano en mi pecho, él entendió el mensaje y alejó su mano.

— No puedes moverte de aquí—dijo y no le hice caso, seguí caminando hasta la maquina.— Son ordenes del jefe—reí.

— Lo que digas, oficialito. Me dejas ir o te mandaré yo de una patada en el culo—amenacé y él sedió sin ni siquiera pensarlo.

Corazón Roto (Zayn Malik) |Completada|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora