DIAMANTE (remastered)

CAPÍTULO 1-PARTE 2

El Saint Lennox se iba a caer. No en el sentido físico, sino en el sentido virtual, como cuando mucha gente se mete en una página de internet al mismo tiempo y la página se bloquea. Así estaba el instituto.

-Dios mío, esto es ridículo-dijo Raphael, sentándose junto a Leslie en el pupitre.-Era un maldito psicópata.

-Bueno, técnicamente, ellos eso no lo saben...mortales...

Leslie se apartó un mechón de pelo pajizo de la cara, no como cuando pensaba, devolviéndoselo tanto qie su cabeza parecía un nido, sino mirando a Raphael de reojo y con cierto aire tímido.

-Puaj. Hormonas.

Xemerius se retocó las alas.

-Tanta parejita suelta por aquí me está volviendo majareta.

-No me refería a ese problema mental-sonrió Raphael. Su sonrisa era casi tan hipnótica como la de su hermano.-Más bien a su obvio síndrome de superioridad, a las continuas faltas de respeto a los alumnos, a su estúpida manía de ponerlos a todos en ridículo, a su inicio de pederastia... Por favor, mirad a Cynthia...

Leslie se rió, y miró donde Raphael indicaba, donde la chica rubia se estaba agarrando al hombro de mi prima, llorando. Por favor. Charlotte tenía un brazo alrededor de su espalda, impasible, y, sintiéndose observada, miró en nuestra dirección.

-¡Oh mierda! Fingid que habláis de algo, ¡rápido!-solté entre dientes mientras todos disimulábamos como podíamos.

-¿Está de malas?

-Tanto que creo que aún sigue con resaca, y que eso se le ha mezclado con...

-Gwenny, prima, ¿qué tal?

Mierda.

Me giré y la miré con una amplia sonrisa, igual que mis amigos.

-Mejor que Cynthia, eso está clarísimo.

No me pasó inadvertido el codazo de Leslie a Raphael por decir eso.

-Oh, está destrozada por la desaparición de Mr Whitman. ¿Sabes algo de él? Estamos preocupadas...

Ese tonito de falsa preocupación de mi prima me ponía enferma.

-Oh, bueno. Supongo que no me creíste ayer en la cena, cuando dije lo de desvelar un traidor destrozando las esperanzas de decenas de personas,¿no? De todos modos, es alto secreto.

Le dirigí un intebto de sonrisa de Mona Lisa, sin conseguirlo. La cara de falsa preocupación de mi prima (no olvidemos que no era mi prima en realidad. No debía preocuparme por que la genética me hiciera agriarme tanto como ella en un futuro próximo) se tornó en una de asco a velocidad récord.

-No sé cómo has logrado engañarles a todos. Sólo porque él te conoce realmente de clases y no le gustas.

Un momento. ¿Qué?

Antes de poder reaccionar, Raphael había saltado del pupitre y había agarrado a la pelirroja del brazo.

-Eh, Charlotte, asume de una vez que estás fuera de esto. Por tu seguridad.

Charlotte le miró por encima del hombro. Su mirada habría mandado a cualquiera a la tumba, pero probablemente Raphael estaba acostumbrado a ese tipo de miradas gracias a su hermano, y no reaccionó.

-Y vosotros dos, recordad que nunca estuvisteis dentro. Eres estúpida, Gwenny, difundiendo secretos a los cuatro vientos. Pero ¡oh! Yo estoy fuera. Haré como si nada.

-Bruja...

Abracé a Leslie. O la sujeté para evitar que se abalanzara a la yugular de Charlotte.