N/A: So, he vuelto...más o menos. Intentaré mantener esto al día, no prometo nada, blah blah. Disfrutad Y NO ME MANDÉIS MAS ARDILLAS. Os amo, aunque no lo parezca. Muchas gracias por esperar!
ps: no me acuerdo de por dónde iba, ni de qué iba a pasar ahora? Supongo que tendré que improvisar...
ps2: ya sé qué quería hacer. Lo que no sé por donde empezar.
ps3: Ok, paso de dar rodeos. Empiezo por el bombazo.
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Ante nosotros estaba la solución, desenmarañada tras dos días eternos de trabajar y discutir por internet. Ni siquiera había visto a Gideon: había elapsado sólo por la mañana los dos días, y según Raphael nos había contado a Leslie y a mí en el recreo, no sacaba la nariz de los papeles o del ordenador más que para ir al baño o a la cocina. Como resultado, me había tocado elapsar sola en el sótano los dos días, y aunque había intentado salir, la puerta había estado cerrada los dos días. Luego Gideon se había disculpado, pero no había cambiado nada.
Ahora, después de horas de "hacer los deberes", Leslie había conseguido sacar una idea en claro del amasijo de profecías. Esa idea nos había permitido deducir qué hacían algunos de los demás documentos que el Conde había enviado a casa de Gideon en el sobre, aunque no todos. La factura de la luz, por ejemplo, seguía siendo un misterio.
De todos modos, yo me resistía a creer realmente que hubiera trece malditos cronógrafos, y que el "premio" del que se hablaba en la mayoría de las profecías se consiguiera sólo al tenerlos los trece.
Claro que todo esto era coherente con mi idea, la de que el conde quería algo más que la inmortalidad. "Trece puentes al pasado, futuro y lo que el tiempo destraba", concretamente. Vaya, que podría hacer lo que le viniera en gana por los siglos de los siglos, y en cualquier momento del tiempo. Genial.
Xemerius tampoco parecía creérselo del todo. Estaba boqueando encima de mi ordenador, que moví para evitar que rociara de agua. Sus ojos de gárgola me miraron con aire ofendido, y cerró la boca, carraspeando disimuladamente.
-Hey, está todo bajo control. Tu amiga debería trabajar para el MI6, por cierto.
Alguien llamó al timbre. Yo seguí mirando la pantalla del ordenador, con la imagen de la profecía escaneada y el mensaje de less en el que explicaba su teoría en una esquina: los iconos indicaban que tanto Gideon como Raphael lo habían leído, pero nadie había dicho nada aún.
Oí pasos por las escaleras, y alguien llamó a mi puerta bajito. Caroline asomó la cabeza por un hueco.
-Gwenny, ha llegado la limusina para llevarte a Temple, dice mamá que si estás vestida.
Asentí, y me puse los zapatos. No me molesté ni en quitarme el moño desastroso que llevaba; total, probablemente Gideon no estuviera. Leslie volvía a llamarlo cerdo asqueroso, lo que no era bueno, y decía que mantenía una relación civilizada con él sólo mientras fuera necesario para nuestra misión. En cierto modo tenía razón: una cosa era separar la vida privada de la laboral (o de la relación con los Vigilantes) y otra era no haberle visto en tres días y tener sólo dos mensajes suyos, disculpándose, aparte de los que había enviado por el grupo "trabajo de matemáticas" que habíamos creado para tratar el tema profecía. Al principio se llamaba "detectives", pero Less había dicho que era demasiado descriptivo. Gideon no había dicho nada, para variar.
-¡Adiós, mamá!-grité por el hueco de la escalera antes de bajar hasta la puerta principal y darle un beso en la mejilla a Caroline. cerré la puerta detrás de mí, y crucé la calle hasta llegar a la limusina, y abrir la puerta para entrar. Claro que no esperaba caer encima de alguien ya sentado en mi sitio habitual de la limusina, normalmente totalmente vacía.
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DIAMANTE (remastered)
Fiksi PenggemarGideon me miró, serio, como asustado de mi reacción. Y luego habló. -Gwenny, el conde se ha escapado. Y eso sólo destruyó un pelín las reformas que estaban teniendo lugar en mi interior desde la semana pasada. Claro, entrar en una secta de pseudocie...