Capítulo 2: ¡Ya basta!...

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POV Anastasia









-Gracias nana, puedes dejarme sola.-

Mi voz es ruda, sin emoción alguna. Mi dulce nana asiente con los ojos llenos de lágrimas contenidas, deja la bandeja con la cena en la mesita de noche y sale por la puerta cerrandola a su espalda, me pongo de pie y camino para cerrarla con seguro.

Dos meses han pasado desde que salí del infierno y volví a la vida, si es que a esto se le puede llamar vida, luego de que me encontraran medio muerta en esa asquerosa habitación. Aveces deseo que jamás lo hubieran hecho, aveces deseo haber muerto, muchas veces... todos los dias...
Esta vida que llevo no se puede llamar vida pero no puedo hacer otra cosa, no tolero ni siquiera el contacto visual y ni hablar de que alguien se me acerque a menos de un metro. No dejo que nadie entre, salvo mi nana. me duele verla sufrir pero no puedo hacer nada.
Vuelvo a la cama y destapo la comida que me ha traído hoy, huele bien... como sólo lo necesario aunque aveces no me alcanza un solo plato y pido más, todo depende de mi estado de ánimo.
Macarrones con queso... esto me ha traído, y la furia crece desde lo más profundo de mi. No quiero nada que me recuerde a él, ¡No quiero nada Maldita sea!. Grito una sarta de insultos y cegada por la rabia y el odio tiro el plato contra la pared que estalla haciéndose añicos y los macarrones vuelan por todas partes.

-¡¡Gail!!... ¡¡Gail!!.-

Grito abriendo la puerta pero siempre quedándome dentro, escucho sus pasos apresurados acercándose. Llega asustada y agitada hasta pararse frente a mi.

-Te dije que no quiero nada que me lo recuerde ¿Y tú me traes esto?. ¡Sácalo de mi vista ahora!.-

-Lo siento mi niña, lo olvidé.-

Las lágrimas caen de sus ojos y me siento una mierda. Jamás la he tratado asi pero el recuerdo de la primera vez que los comimos juntos... aquella vez que pensé que él había recuperado la memoria, vuelven a mi cegandome por completo. Respiro hondo y me agacho a recoger algunos vidrios del plato y así ayudar con el desastre que hice. Ella no se merece esto.


No Ana suelta eso, yo lo haré!.-

Me grita desesperada, siento el miedo en su voz lo que hace que me quede quieta con los trozos en mis manos. La miro por unos interminables segundos pero su expresión es cada vez más preocupada.

-¡¡Taylor!!... ¡¡Taylor!!.-

Grita de pronto asustandome aún más, escucho el sonido de sus pisadas acercándose a toda velocidad y el pánico se apodera de mi. No quiero verlo... no quiero que ningún hombre se acerque a mi. El miedo me hace apretar con fuerza las manos olvidandome lo que tengo en ellas. Lo veo entrar y mirar hacia los lados tratando de analizar que está sucediendo, clava sus ojos en mi y luego los baja hasta mis manos. Jadea y me pone de pie tomándome por los hombros. No puedo respirar, me falta el aire, el miedo me paraliza, los recuerdos de dos hombres tocandome sin pudor me invaden, mis lágrimas caen...
Me sacude las manos obligándome a abrirlas por la presión que ejerce en mis muñecas y escucho el ruido sordo que hacen los trozos de vidrio al caer al suelo. Siento mis manos mojadas pero no quito mis ojos de él...

-¡Ya basta!. ¡Esto se termina acá Anastasia!.-

Me grita con su voz imponente que eriza cada vello de mi cuerpo.

-¡No permitiré que continúes así!. ¡He sido paciente por dos largos meses pero tú lo haces cada vez más difícil!.-

Sigue gritando y lentamente sus palabras se cuelan en mi cerebro... me suelta alejándose dos pasos, el miedo lentamente se va y da paso a la desesperación, quiero estar sola.

Por ti   (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora