Capítulo 25: Cuenta regresiva...

5.5K 489 42
                                    

POV CHRISTIAN

Me ayuda a sacarme la ropa, concentrada al máximo en cada prenda. Sin mirarme, solo me desnuda hasta guiarme bajo el agua caliente. Me deja y se desnuda también, lo que no ayuda en absoluto a mi polla que grita por ella. La miro embelesado, su cuerpo aun hinchado por el embarazo la hace lucir hermosa. Y una pequeña cicatriz en su bajo vientre que amaré hasta el día en que muera.

-Christian... quiero saber qué te pasó, estas marcas en tu cuerpo...-

Su voz se quiebra y yo me tenso de pies a cabeza. Sabía que lo notaria, las cicatrices de los golpes recibidos por tantos meses quedarán por siempre grabados en mi piel, espero poder sacarlos de mi mente algún día también.

-No quiero hablar de eso.-

-Necesito saber.-

Rendido empiezo a hablar, no podré esconderle mucho tiempo la verdad.

-Elena Lincon me secuestró, junto con cuatro hombres. Al pasar el tiempo, dos se fueron y los otros dos los mató ella. Quería que volviera a ser su sumiso, por eso lo hizo. No quería nada más que a mi, por eso tampoco pidió recompensa.-

Jadea fuerte y sus lagrimas caen sin descanso. Derepente y sin esperarlo da un paso atrás privandome de sus caricias en mi pecho desnudo y mojado.

-¿Lo hiciste?. ¿Te acostaste con ella?. Y quiero la verdad, la necesito.-

-¡No!. Nunca la toqué y por eso fueron las palizas que recibía, me hacía golpear por sus hombres cada vez que me negaba... y eso era todos los dias.-

Hay duda en sus ojos, puedo verlo, puedo sentirlo. La desesperación crece en mi interior, ¿Cómo probarle? ¿Cómo demostrarle que le estoy diciendo la verdad?.

-Ana, por favor, créeme... jamás la tocaría de nuevo. Sabes cuanto asco me provoca y cuanto odio le tengo. Me separó de ti dos veces, te lastimó, me privó del crecimiento y el nacimiento de mi hijo. ¿Y tú crees por un segundo que yo volvería a caer en su juego?.-

No sabe que decir, ni que hacer. Aún puedo ver la lucha interna a través de sus ojos. Pero la decepción hace mella en mi.

-Quiero estar solo. Luego hablaremos.-

Asiente y se va. No puedo creer que después de todo la muy maldita siga haciéndonos daño, siga separandonos. Solo espero que podamos solucionar esto. Por el bien de los tres.
Me baño como hace tiempo no lo hacía, olvidando por un momento el trago amargo de la duda de sus ojos y me limpio, tratando de sacar la suciedad y los malos recuerdos de mi cuerpo.
Ya seco, me afeito y salgo, busco que ponerme. Recorro la amplia habitación, un pequeño moisés está en el lado izquierdo de la cama, que es donde ella seguramente duerme desde que me fui. El edredón blanco sobre la cama, los muebles de madera oscura, el ventanal abierto que da la vista hacia el agua y su horizonte, el atardecer en todo su esplendor, esto es hermoso.
Hay un armario aún más grande que el del Escala dónde inexplicablemente está también mi ropa. Elijo un pantalón gris de franela y una remera negra. Voy descalso hacia la sala, donde todos siguen  hablando ahora más calmados.

-Nana... ¿Tendrás algo para comer antes de la cena? Estoy hambriento...-

-Claro que si cariño, ya te traigo.-

Se va con su dulce sonrisa, miro despacio a los ojos de cada uno de mi familia y todos están expectantes, ávidos de información que no quiero darles.

-¿Cómo estas hijo?.-

Pregunta al fin mi madre rompiendo el silencio tenso, Ana a mi lado baja la cabeza. Mia sigue con Thedy en sus brazos. Y los hombre esperan ansiosos a que hable. Suspiro profundamente.

Por ti   (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora