#Day 24 [Penúltimo].

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Holaaa..!! Bueno, como el propio nombre del capítulo indica este es el penúltimo capítulo de PSYCHO. Ya ha pasado medio año desde que comenzamos a escribirla, (aun que parezca mentira) y nos entristece despedirnos. Cuando terminemos con esta historia publicaremos otro fanfic, espero que reciba vuestro apoyo. Nos leemos y hasta el próximo miércoles

Pov Yoongi

El coche que yo conducía se movía a gran velocidad por la carretera, mis venas se encontraban llenas de adrenalina, y es que después de tanto tiempo por fin podría vengarme de los verdaderos culpables de los abusos de Jimin.

-Estás muy tenso. -Habló Jimin cogiendo mi mano.

-Estoy eufórico. -Aclaré regalándole una sonrisa realmente sincera. - Quiero ver la cara que se les queda cuando nos presentemos allí.

-No sé si podré hacer esto. - Dijo temblando.

Mordí mi labio inferior temiendo que él se echara atrás, habíamos llegado muy lejos con todo esto. Estaba claro que si no quería hacerlo yo no iba a obligarlo.

-Hemos llegado muy lejos. - Comencé mirando fijamente la carretera. - Ya han muerto siete personas por causa de nuestra locura y sed de venganza. Desde un principio dije que no iba a obligarte hacer nada, y sigo manteniendo eso. Cerca de aquí hay un hotel. - Suspiré. - Si quieres puedo dejarte allí y cuando acabe con esas dos brujas volver por ti.

-¿Estas locos Min Yoongi? - Preguntó claramente indignado. - ¿¡Después de todo el tiempo que hemos pasado juntos y de todas las circunstancias me crees capaz de abandonarte de buenas a primeras!? ¡No te rías de mi maldito gilipollas!

Frené el coche de buenas a primeras y, cuando se detuvo del todo, lo estreché entre mis brazos.

-Te amo. -Susurré muy pegado a él. - Siento ser tan estúpido Jimin.

-Eres un idiota Yoongi. -Sus brazos volaron a mi cabeza, acariciándome. - Vamos a matar a esas hijas de puta.

Ya recuperados de ese pequeño conflicto emocional volvimos a la carretera, más emocionados y unidos que nunca.

-¿Es aquí donde vive tu madre? -Preguntó Jimin una vez que llegamos entre emocionado y asqueado.

-Por lo visto. -Respondí de la misma manera.

Nos bajamos del coche, el cual aparcó un poco más alejado de la casa para no llamar mucho la atención, y caminamos en dirección a aquel lugar. Por suerte para nosotros mi madre vivía en una casa alejada, en medio del bosque y sin vecinos, ¿podría ser mejor?

La puerta se encontraba entreabierta, como si nos estuviera esperando y ese pensamiento me causó un escalofrío.

-Buenas tardes Señora Min. -Hablé sobresaltando a la mujer que estaba recostada en el sofá.

-¿Y-Yoongi? - Preguntó ella con el rostro petrificado. - ¿Que hacéis aquí?

-Solo estábamos de visita. Un buen hijo presenta a su "esposa" a la familia -Dije señalando a Jimin, quien se ruborizo.

-Ho-Hola señora Min, soy Park Jimin, es un placer.

-¡Sois unos psicópatas! -Gritó provocando que estalláramos en carcajada.

Me acerqué a ella y acaricié un mechón de pelo que calló de su frente. Estaba temblando ante mi tacto, me gustaba tenerla así, asustada por mi presencia.

-Cariño, pásame lo que está al lado del sillón. - Jimin muy obediente caminó hasta el lugar indicado y cogió el objeto que le había pedido, entregándomelo. - Gracias mi vida, te amo. - Deposité un casto beso en sus labios y volví a centrar la atención en aquella espantosa mujer.

-¿Q-qué mierda vas hacer con eso?

-Las tijeras de podar pueden tener fines muy divertidos, ¿sabías? -Sonreí cínicamente obligando a que se pusiera de rodillas.

-¿Te ayudo? - Miré en su dirección asintiendo.

-Agárrale el cabello. -Ordené.

Con Jimin sujetándola del pelo y yo con las tijeras de podar apuntado a su cuello sonreímos. Me hubiera gustado plasmar este adorable momento para recordarlo toda la vida.

-Ayúdame. - Dijo entre arcadas.

Un poco confundido nos miramos y, por inercia, seguí la línea de su mirada llevándome una gran sorpresa.

-¿Mamá? -Habló Jimin sorprendido observando a la mujer que nos miraba con terror al otro lado del pasillo.

-Deja que me encargue yo de ella -Dijo besando mis labios y seguido salió tras su madre.

-Ahora estamos solos. - Comencé. - No soy uno de esos niños con trauma psicológico por no haber recibido el amor de una madre, es decir, siempre tuve a Jiminie conmigo que me importaba más que tú. Mis años en aquel psiquiátrico hicieron que mis ganas de vivir y encontrar al amor de mi vida crecieran por segundos. Saber que soy su hermano me impactó bastante pero, si lo miras desde el punto de vista de nuestras mentes enfermas no es la gran cosa. -Levanté su cabeza para mirarla directamente a los ojos.

-Estáis locos. -Escupió.

-Oh, ¿en serio? -Pregunté irónicamente. - Creo haberme dado cuenta cuando maté al primer hijo de puta a sangre fría.

-Sigo siendo tu madre, ten piedad. -Suplicó soltando las primeras lágrimas las cuales alimentaron mi locura.

-¿Ahora? -Bufé. Levanté las tijeras de podar, abriéndolas y colocando las ojilla a cada extremo de su cuello. Antes de hacer el movimiento estrella sonreí como nunca antes. - Adiós, eomma.

Sin borrar la sonrisa apreté con todas mis fuerzas las tijeras provocando que su cabeza cayera al suelo, la miré con desdén y la aparté con una patada.

Olvidándome de esa repugnante mujer centré mis pensamientos en el amor de mi vida, Jimin. Ya hacía un rato que se había ido detrás de su madre y aún no regresaba, ¿le habría pasado algo malo?

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