Capitulo 11 *El tiempo pasa*

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Naraku se encontraba en la cafetería donde se vería con Hakudoshi, tuvo que apagar su celular ya que Moegi le llamaba a cada rato tratando de saber de que hablaría con el peli-plata. No quería discutir con ella y me menos por una tontería como esa.
Minutos después Hakudoshi apareció y tomo asiento frente a él.

– Pensé que no vendrías –hablo Naraku mirándolo seriamente.

– Dijiste que teníamos que hablar y pues aquí estoy.

– ¿Cuales son tus verdaderas intenciones con Moegi? –pregunto sin rodeos.

– Son serias, lo juro.

– ¿Por cuanto tiempo? –se cruzo de brazos.

– Hay lo dices como si fuera un mujeriego.

– Lo eres –aseguro. 

– Tú sabes que tu hermana me gusta desde hace años, pero puedo asegurarte que voy enserio con ella... cuñado –dijo con burla eso ultimo y Naraku lo miro seriamente. 

– Solo te advierto que si la heces llorar te ira muy mal –hablo en tono amenazante.

– Esta bien, cuidare bien de ella –aseguro y Naraku solo resopló–. Vamos por una copa, ¿qué dices? 

– Paso, tengo que entregar unos últimos trabajos y debo ir al hospital.

– Entiendo –se puso de pie–, espero que algún día podamos salir los tres como en aquellos tiempos.

Naraku sonrió tristemente sólo esperaba que sí, que algún día todo volviera a ser como hace años. Hakudoshi se despidió y él se quedo un rato más recordando viejos tiempos. 

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Sesshomaru hubiese deseado quedarse un poco más en Londres ya que así tal vez lograría sacarle la verdad a Kanna pero justo cuando hablaba con ella recibió una llamada de Hakudoshi donde le dijo que tenia que volver pronto ya que Onigumo había solicitado un reporte medico de su estado mental. Prefirió no decir nada a Kanna y Rin, era un asunto que le concernía a él.

Sin darse cuenta se quedo dormido en el avión, horas más tarde despertó cuando estaban por llegar. Cuando salió del aeropuerto sus guardaespaldas los esperaban.

– ¿A donde? –pregunto Suikotsu quien iba en el volante.

– A la mansión –respondió serio y se pusieron en marcha. 

Al llegar entro a su habitación para darse un baño antes de ir a la oficina, ahí apenas el día iba empezando. Una vez que termino de alistarse y de revisar que todo estaba en orden en la mansión, se fue a la oficina. 

– Buenos días, joven Sesshomaru –saludo Ayame haciendo una reverencia.

– Buenos días –saludo serio.

– ¿Desea qué le traiga algo para desayunar? –él asintió lentamente pues no había comido nada.

– ¿Pasa algo? –pregunto cruzando se de brazos al ver que ella trataba de decirle algo.

– Inuyasha lo espera en su oficina, intente detenerlo pero...

– Esta bien, iré a atenderlo –se encamino a la oficina y ella se fue para llevarle algo de desayunar. 

– Hasta que te dignas a venir a la oficina –dijo Inuyasha con prepotencia desde la silla donde se sentaba Sesshomaru.

– Tenia asuntos que atender. 

– Como no, de seguro estabas de fiesta, gastándote el dinero de mi padre. ¿Dónde estabas?

– No tengo por que darte explicaciones de mi vida –respondió tajante–. Quítate de mi asiento –ordeno.

 Destiny (Editando) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora