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Chulísimo el dibujo que ha hecho Angie (AngelaVazquez173)

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Chulísimo el dibujo que ha hecho Angie (AngelaVazquez173). Gracias 💕.









Según la lógica de Samuel, las cosas siempre que avanzaban, jamás retrocedían. Paso a paso, no importaba cuanto uno se tardará en continuar uno más, siempre se iba en dirección positiva, no había forma de que las personas retrocedieran un paso cuando estaban avanzando. Ese, era el pensamiento clave que tenía con respecto a Guillermo. Samuel tenía metido en la cabeza que todas los cambios positivos que había tenido el menor, era prácticamente imposible que cambiaran. Que por más que alguien lo intentara convencer nuevamente que la homosexualidad era aborrecible, él no cambiaría su opinión.

Sin embargo, para toda regla siempre hay una excepción —¿o era al revés? Ah, ya me entendéis—, y de aquello se dio cuenta Samuel cuando la familia de Guillermo se vino a hospedar una semana de visita.

Eran mediados de noviembre, la nieve cubría por completo los pastizales alrededor del castillo, y Guillermo no tenía idea de lo que pasaba a su alrededor. Los criados corrían de un lado a otro, preparando comida, llevando diferentes tipos de decoración, alimentando a los animales, y un sin fin de cosas más que hacían ver todos los espacios del lugar como un alboroto. Según sus cálculos, aún faltaban más de dos semanas para el cumpleaños del Rey por lo que eso no era lo que tenía alterado al personal. Además de que, si hubiera sido por ello, las preparaciones serían muy diferentes; él lo sabía, a su padre le encantaba realizar fiestas.

No sabía porqué no se le había ocurrido preguntarle a Samuel lo que estaba sucediendo, él era el Príncipe, debía tener certeza de lo que ocurría y dejaba de ocurrir en su castillo.

—Samuel... —le habló el pelinegro mientras se metía a la mullida cama, y el mayor se quitaba los zapatos para dormir.

Dentro de las sábanas de seda se encontraba calentito, perfecto para los días que estaban siendo tan fríos y oscuros. Acostarse temprano se estaba haciendo costumbre para ambos por ello.

—Dime, cariño —le respondió con dulzura, acostándose a su lado y sintiendo su pecho vibrar al ver nuevamente como Guillermo no había colocado la almohada que los separaba.

Aquello había comenzado a ser hace unos cuantos días, cuando el menor se dio cuenta que el calor corporal de Samuel evitaba que pasara frío en las noches después de un día en que se le olvidó colocar el molesto almohadón. Desde entonces, ya no ponía ningún tipo de barrera que pudiera impedir que el calor de Samuel llegara hasta él. O bueno, esa era la burda excusa que había intentado convencerse.

—¿Qué está sucediendo? ¿Vendrá alguien importante? Porque no he dejado de ver que hay un caos constante en el castillo.

—Oh, era una sorpresa. —Negó con la cabeza y luego suspiró—. Pero como en este sitio no son nada disimulados, tendré que decírtelo.

Por contratoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora