Tú y yo y nadie más
Sintiendo sensaciones que nunca sentí
La manera en que me tienes perdidx en tu aroma
No lo guardes todo para ti
—Touch, Little Mix<3.
Guillermo jamás volvería a beber tanto en su vida. Nunca más.
Su cabeza dolía como los mil demonios, estaba mareado e incluso tenía náuseas. Y- oh, ahí venía. El pelinegro se levantó rápidamente de la cama, corriendo hacia el baño para luego vomitar en la cubeta de madera. Escuchó los pasos veloces de alguien acercándose, y segundos después sintió a Samuel acariciándole la espalda mientras seguía botando todo lo consumido. Que puto asco, pensó Guillermo cuando pudo parar de vomitar, creo que se me devolvió hasta el hígado.
—Vamos, arriba —le dijo el castaño con la voz ronca. De seguro lo había despertado con el ruido de las arcadas.
—Lamento esto, debo verme asqueroso —musitó el menor levantándose con ayuda de su esposo.
—¿Cómo crees? Tú siempre estás perfecto, no digas tonterías. —Samuel lo sujetó del brazo, y comenzó a desabrochar la parte superior del traje que estaba manchado, hasta sacársela a Guillermo por completo—. Llevaré esto a que la laven, por mientras, báñate. Subiré de inmediato para atender todas tus necesidades.
—Samuel... —El pelinegro lo agarró del brazo antes de que saliera. El castaño se giró para mirarlo—. Muchas gracias por ser así conmigo.
—No es nada, pequeño. Sabes que siempre puedes contar conmigo, para lo que sea. —Le guiñó un ojo antes de salir por la puerta del baño, dejando a un muy intrigado Guillermo.
El tono de voz que había utilizado le había sonado algo... insinuante. Quizás eran cosas de su mente, total, en ese momento no tenía nada claro aparte de que debía lavarse muy bien.
—Que desastre. Esta vez sí que te pasaste, Guillermo —murmuraba, sacándose los pantalones—. Eres un tonto, quedaste como un irresponsable frente a Samuel y sus padres...
Ni siquiera se preguntó porqué le interesaba tanto lo que pensara la familia del castaño, y él mismo. Porque ya no tenía dudas de que les había tomado aprecio, no podía negarlo. No después de la escenita que le había hecho pasar a Samuel.
Sí, lo recordaba, muy difuso, pero lo hacía. Y cielos, cómo se avergonzaba de ello. ¡Qué diablos se le había pasado por la mente al querer besar a Samuel todo borracho y desorientado! Gracias a Dios que su esposo era el hombre más respetuoso del mundo, y pensaba con el cerebro y no con la polla. Si fuera así, quizás que sería de él ahora mismo. ¡Ah! Que tonterías pensaba, si tuviera un cable que desconectara la curiosidad de su cuerpo, lo desconectaría sin siquiera pensarlo. Porque si algo sabía Guillermo sobre ella, era que era muy difícil no seguirla.
GUILLERMO
La curiosidad era algo elemental para el ser humano, lo había leído en un un libro de ciencias hace un par de años. Si el hombre no fuera curioso, jamás habría descubierto el fuego, o hubiera creado instrumentos útiles que usábamos hoy en día.
Yo desde que era un crio de siete años, había sido demasiado curioso. Como aquella vez en que espíe a mis primas lejanas bañándose en el lago, porque quería saber como eran sus cuerpos. O la vez que quise tomar leche directamente de la vaca porque me preguntaba si sabía diferente a la que me servían mis padres por las mañanas. Ugh, que mal recuerdo era ese por Dios, estuve enfermo por más de dos semanas seguidas debido a mi estupidez.

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Por contrato
FanfictionGuillermo Diaz, hijo de los reyes Orlando y María de España y futuro heredero del trono, jamás pensó que por una deuda de su padre con el Rey de Portugal, su vida daría un giro inesperado conociendo al que sería el dueño de sus lágrimas y a la vez d...