Capitulo 11. ¡Disparen! Cambio de reglas.

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Capítulo 11. ¡Disparen! Cambio de reglas.

Cara estaba sentada en su pupitre del instituto, había llegado temprano, no pudo pegar ojo en toda la noche por obvias razones. Estaba concentrada en el plan que se le había ocurrido el día anterior. La chica pensó que tal vez si se comportaba de manera altanera y arrogante como lo hacía con cierto individuo en particular, terminaría provocando el odio hacia su persona. Definitivamente Logan Reeds tenía que odiarla y por ende el compromiso se cancelaría. Quería a su padre, pero no estaba dispuesta a sacrificar su vida amorosa.

Poco a poco el salón se fue llenando por sus habituales inquilinos hasta que entro uno en especial que le puso la piel de gallina con tan solo verlo. En cuanto este la vio le dedicó una mirada llena de arrogancia y satisfacción, a Cara le hirvió la sangre con el gesto del chico que denotaba un aire de superioridad sobre ella. Jace aún no le quitaba la vista de encima, todavía se encontraba en la entrada del aula, nadie les prestaba atención. Sin embargo, paso algo que Cara no se esperaba, el chico se mordió el labio sin dejar de mirarla cosa que no le paso desapercibida, no pudo evitar sentirse un poco acalorada y traer a su mente algunos recuerdos. No quería que el chico se diera cuenta de lo mucho que le había afectado aquel beso así que trato de fingir indiferencia, como si nada hubiera pasado y estuvieran en sus roles de siempre de “Tú me miras, yo te ignoro”.

En ese momento y como obra de la divina providencia entraron Zoy y Emma salvándola de un ataque de nervios, pasando el tema de Jace Rumsfeld a segundo plano.

-¡Eres una maldita, Cara Broggi! ¿Cómo te atreves a dejarnos con la duda?, ¿qué es lo que nos tienes que decir?- Hablaron las dos al unísono gritándolo, causando que la mayoría de los presentes les prestarán atención incluyendo a Jace que no pudo evitar esbozar una sorna sonrisa.

-Shhhh, ¿pero qué les pasa? Bajen la voz, las van a oír, no es tan importante.

-Oh, créeme- inquirió su amiga Zoy alzando el rostro- ya nos escucharon.

Y era verdad, la mitad del salón dirigía toda su atención a esas tres chicas.

-Muy bien, acérquense. Chicas les tengo dos noticias y me temo que ninguna de las dos es buena.

Sus amigas pusieron un notorio rostro de preocupación, se les pusieron los ojos como plato al escuchar eso.

-Primero que nada prométanme que no gritarán, no quiero que nadie nos escuche.

Las chicas hicieron un gesto con las manos, moviéndolas como si hubiese una especie de cierre sobre su boca.

-La primera noticia es que ya encontré al chico del beso.

Las chicas gritaron y saltaron como locas, captando de nuevo la atención del salón entero. Abrazaron a su amiga, llenas de entusiasmo. Olvidando su reciente promesa.
Emma se le adelanto a Zoy –Cara y ¿quién es? Dinos ya, por favor me muero de ganas…-

-¡Chicas, cálmense!, por ciertos motivos no les puedo decir quién es, pero se los prometo que lo haré en el futuro, cuando tenga todo más claro, solo tengan paciencia.

Inmediatamente sus amigas callaron, aplacando todo el ruido de hacía unos instantes, con un rostro aburrido, dirigiéndole una mirada asesina y desconcertante.

-La segunda mala noticia, es que… bueno…  mi padre en contra de mi voluntad me comprometió con alguien.

La sorpresa de las chicas fue algo inevitable de notar puesto que no pudieron evitar gritarlo a los 4 vientos.

-¿QUÉ? ¿QUÉ? ¿TIENES UN PROMETIDO?- gritaron de nuevo en su tan acostumbrada manera de decir las cosas al mismo tiempo.

Hijas de puta. Todo el salón la observaba obviamente escucharon lo que sus tontas amigas acababan de gritar. De un momento a otro entro el profesor al salón acallando a todos y dirigiéndoles una mirada inquisitiva para que volvieran a sus asientos.

¡Si quieres paz, prepárate para la guerra!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora