Capítulo 25. El objeto de la guerra no es aniquilar a los que la han provocado.

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Capítulo 25. El objeto de la guerra no es aniquilar a los que la han provocado, sino salvar a ambos.

April estaba dándole la espalda a Dilan, de pie lejos de la cama, a un lado de las grandes ventanas, estaba muy avergonzada, no podía ni mirarlo, aunque bueno el chico estaba atado y vendado de ojos, así que realmente no tenía porque darle la espalda, ¿Cómo pudo Cara hacerle eso?- pensó. Se las pagaría después.

Decidió ser madura y acercarse a la gran cama y desatarlo.

Pero antes de hacerlo optó por decir unas palabras.

-Antes de que te desate, quiero que sepas que yo no tengo nada que ver con esto ¿okei? Todo fue un siniestro plan de tu hermano y mi hermana, soy tan víctima como tú lo eres. Así que… mm… bueno.

April lo desato de manos y pies y finalmente le quito la venda de los ojos e inmediatamente se aparto como si Dilan fuera un lobo que se la fuera a comer.

-Tranquila April no te voy a comer.

-Sí, ya sé que no lo harás.

-Mm… eso sonó a reproche.

-JA, no te la creas tanto, te equivocas, ya no siento nada por ti, no volveré a ser la misma estúpida de antes siguiéndote a todos lados, que horror.

-Como digas.

Dilan se puso de pie y caminó por la habitación hasta la puerta y en efecto sus sospechas fueron correctas, estaban encerrados, se acerco al balcón y no podía bajar, estaba muy alto, los muchachos estaban encerrados y tendrían que hablar, les gustase o no.

April se sintió un poco decepcionada a pesar de decirle a Dilan que ya no sentía nada por él, ella esperaba al menos…, la pobre no sabía ni que esperaba. Pero mientras más pasaba el tiempo más desesperada se volvía por querer salir de ahí, no soportaba estar en la misma habitación que él.

-Mi padre se pondrá furioso si no regreso a la fiesta, había ejecutivos muy importantes a los que quería presentarme.

-A mi no me mires, por mí te puede echar a los leones.

-¿Lo dices enserio? eso dolió querida April.

-Como si te doliera alguna palabra de lo que digo.-dijo la chica con voz apagada mirando al suelo.

Él le dedicó una mirada tierna y consternada.

-Te ves muy hermosa.

Dilan estaba recargado en la pared justo a un lado de las puertas-ventanas que daban al balcón, estaba mirando muy fijamente a la chica, mientras que ella estaba sentada en la cama con cara de fastidio y desesperación, mirando al suelo en busca de algún consuelo.

-Gracias.

April no le tomó importancia a su halago, puesto que Dilan siempre halagaba a las chicas hermosas, y claramente April era preciosa, ella sentía que él no le daba la importancia que ella le daba a ese tipo de comentarios provenientes de él, que podían hacer que su corazón diera brincos de alegría.

-¿Sabes porque nos han encerrado verdad?- le preguntó el chico.

-Me hago una idea.

-Deberíamos de aprovechar y hacer las paces, para que su intento no sea en vano, ¿Qué te parece? ¿Amigos?

April le dirigió una mirada asesina, empezó a reír con sorna, se llevo las manos a la cabeza, camino hasta llegar a la cama y tomar asiento, empezó a respirar fuertemente, miro al techo, se quedo unos segundos en silencio, muchas emociones pasaron por su corazón en ese momento, decepción, tristeza, enojo, coraje, ganas de asesinar, ganas de llorar, pánico, vergüenza, rechazo, era la última vez que Dilan Rumsfeld la humillaba de esa manera, se juró a ella misma, que sería la última humillación que pasaría  y después se puso en pie, tomó una actitud decidida y lo miró fríamente.

¡Si quieres paz, prepárate para la guerra!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora