Capitulo 9. El auténtico infierno

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Capítulo 9. El auténtico infierno
          
Jace estaba en el suelo todavía sentado, repasando mentalmente los hechos.

Después de la fiesta aquel día Jace recordaba que había visto a una chica guapísima bailando sobre la barra, se dijo a él mismo que era su tipo de chica, llevaba puesto un vestido rojo muy pegado al cuerpo que resaltaba sus curvas, haciendo que se viera increíble, además que bailaba muy provocativamente. Entonces vió como otro chico pensaba en ganársela, cosa que le pareció imperdonable y acto seguido fue a robársela, no supo como llego a una habitación y terminó encerrado con Cara Broggi. Había olvidado lo que recién tenía en mente. Entonces pensó que de seguro la había traído ahí por venganza, aún le dolía ahí abajo por la patada que le había encestado en el instituto, recordaba que le sostenía las manos y que estaba encima de ella, después un espacio se quedo en blanco en su memoria, y ahora le había traído a relucir a Cara Broggi encima de él. ¿Estaba soñando acaso?, parecía una escena completamente erótica fuera de lugar, ella lo incitaba al deseo y acariciaba su cabello y su abdomen, quería quitarla, empujarla, avergonzarla, humillarla, pero se sentía jodidamente bien, más que bien, no se había sentido nunca así con una chica, y en un momento se encontraban besándose, fue algo intenso y se sintió demasiado bien, las imágenes las tenía borrosas pero la sensación que tuvo con ese beso activó todos sus sentidos, era imposible olvidarlo. Después de despertar a la mañana siguiente, no había ido a la escuela, tenía un tremendo resacon. Recordaba ahora claramente que se había besado con Cara, pero ahora sobrio y con sus 5 sentidos en completo orden no le dio importancia, estaba ebrio y ella también, además ella había comenzado a besarlo y a pesar de su política de darle pase libre a todas las chicas excepto a ella, se sorprendió el mismo, lo fácil que había sido olvidarse de esa regla. “Estaba pasado de copas” se dijo a sí mismo, y había decidido olvidarse del tema. Cualquiera hace muchas cosas inconscientemente, incluso besar a chicas monstruos.

Al día siguiente estaba en clase y no podía evitar pensar en esa noche mientras observaba a Cara, se había besado con 10 chicas diferentes para probarse a él mismo que no era para tanto y que estaba exagerando, que eso que había sentido se encontraba en cualquier chica. Se asustó mucho al ver que no era así, con ninguna había logrado sentirlo. Pasaron los días y él seguía buscándola, esa aventura, ese salvajismo, ese anhelo, ese derroche de pasión, pero no, no funcionaba con ninguna. Genial, se había enamorado de Cara Broggi, es lo más estúpido que se le había ocurrido en sus 19 años de vida, se dio una reprimenda para sus adentros. ¿Yo?, ¿enamorado? Por supuesto que no, y menos de esa, todavía tenía deseos de hacerle daño, solo que ahora de una forma muy diferente… le encantaba hacerle daño y eso lo llenaba de placer, de regocijo,  eso no iba a cambiar. Optó por no hacer ningún movimiento esos días para poder aclarar su mente. Tenía que admitirse algo a él mismo, era estúpido seguirlo negando, ese beso le había gustado y tal vez le había gustado demasiado.

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Estaban los dos solos en el salón de ciencias, quería molestarla, quería hacerle daño, quería ver su rostro de sufrimiento, de frustración, de enojo que tanto le gustaba ¡demonios quería besarla! Y no sólo eso, no se conformaba con algo tan simple como un beso, quería más, tenía ganas de más. Se repitió a él mismo una y otra vez que ella era suya, que le pertenecía, terminaría haciendo lo que él quisiera. Convencido de lo que decía. Ahora se encontraba con ella sentada frente a él, de una manera muy provocativa con su rostro enojado y su peso encima, sintiéndola por completo.

“Dios mío” pensó. Ya no se podía contener, no podía más, esa mujer lo quería matar, le costaba respirar, no se podía concentrar, entonces la voz de la chica lo sacó de su ensimismamiento. Le respondió unas cuantas veces a sus agresiones, pero entonces ya no pudo más y lo hizo, la besó. Fue mejor que la vez anterior, esta vez estaban completamente sobrios, conscientes de lo que hacían, al principio él la besaba y ella forcejeaba para despegarse, pero no la podía dejar ir, no, él quería más, más de esa extraña sensación, más de eso, quería empaparse, llenarse, hartarse de ella, pero en ningún momento tenía suficiente, no podía detenerse. Notó como el beso se intensificaba cuando ella empezó a cooperar. Se sorprendió muchísimo, no se lo podía creer, ella también lo estaba besando y con la misma intensidad, tenía intenciones de obligarla si era necesario, se sentía muy bien, su cuerpo sobre el de él, sus bocas juntas, un tipo de pelea muy diferente al que estaban acostumbrados. Había comenzado a explorar su cuerpo, era ignoto para él, sus manos encajaban perfecto a su esbelta figura. No quería parar, no podía parar, su cuerpo se electrificaba cada vez más, estaba completamente excitado y perdido. Entonces se abrió la puerta y les fue imposible continuar, lo que sucedió después fue rápido. Cara lo abofeteó y salió fumada de ahí.

De algo estaba muy seguro, las cosas iban a cambiar mucho de ahora en adelante entre él y ella, porque para su mala suerte, él quería mucho más.

¡Si quieres paz, prepárate para la guerra!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora