Sebastian recostó a Ciel en la cama para después quitarse la camisa y los zapatos y posicionarse encima de él.Le comenzó a desabrochar con delicadeza el fino camisón y lo hizo resbalar por los hombros del menor, besándolos casi con hambre y dejando una lijera mordida en uno de ellos. Los gemidos de Ciel no se hicieron esperar, gemía, jadeaba y se estremecía al sólo contacto. Nunca había estado en una situación igual así que todo lo que le hacía Sebastian le parecía nuevo. Lanzó un gemido más fuerte al sentir al adulto sensibilizar sus tetillas, lamiéndolas y succionándolas al poco rato. Se arqueó en placer ante tal acción y Sebastian aprovechó para quitarle el camisón de una vez por todas. Estaba casi desnudo, sólo traía puesta su ropa interior.
-Ah... Seb-Sebastian... -pronunció su nombre en un jadeo al sentir sus labios en la piel de su pecho descendiendo lentamente.
-Ciel, tienes la piel tan... suave... -dijo el mayor casi en un suspiro, deleitándose con esa blanquesina y suave piel.
Subió de nuevo y atacó su cuello besándolo, lamiéndolo y mordisqueandolo.
-¡Ah! -exclamó Ciel en un gritillo al sentir el dolor de una mordida en su cuello; el adulto le lamió la marca que le había hecho y la besó un par de veces sin poder contenerse.
-Lo lamento. -se disculpó acariciando su rostro. -Se me pasó un poco la mano, pero es que... -en eso suspiró y besó a Ciel en la mejilla y en la oreja de forma pasional. -me he estado conteniendo todo este tiempo para no aventarte en la cama y tomarte de una vez, y ahora que al fin esto se hace realidad aún no me la creo del todo, me da miedo que sea un sueño y te desvanescas.
-Dime Sebastian, ¿un producto de tu imaginación haría esto?- preguntó Ciel de manera inocente llevando una mano a la entrepierna del mayor palpando su mienbro ya erecto aún apresado entre la tela de su pantalón. El adulto sorprendido por tal acción dejó salir un sonoro gemido de placer.
-¡Ah! Ciel... -musitó cerca de su oído. -Te sorprendería saber todo lo que tú y yo hacemos en mis sueños. -murmuró con la voz más erótica del mundo, sacándole un suspiro al niño.
-¿Por qué no me muestras? -pidió Ciel y el mayor con una sonrisa diabólica de medio lado se hacercó para darle un beso en los labios y decir:
-Será todo un placer.
Besó sus labios con más fiereza e introdujo su lengua en la pequeña boca. Descendió de nueva cuenta suavemente besándole y acariciándole todo el cuerpo.
-¡Ah! ¡Sebastian! -gimió Ciel con fuerza al sentir las expertas manos del adulto masajeándo su miembro ya erecto. -¡Ah! ¡Basta! -gimió Ciel por inercia, totalmente exitado y gritó con verdadera fuerza al sentir la cálida y húmeda lengua de Sebastian lamer su miembro. Sebastian lo introdujo de entero a su boca y lo sacó y lo metió aumentando la velocidad, haciendo gritar al menor de placer.
-Ah, no... ¡me ven...! -ni tiempo le dio a terminar por que terminó corriéndose en la boca del mayor, quien después de beberse todo el producto con sumo deleite se separó de su miembro y se relamió los labios tan sólo para encontrarse con la visión más perfecta e incitante que pudiera haber; a Ciel recostado, completamente desnudo, cubierto por una fina capa de sudor, con el rostro completamente sonrojado, los ojos cerrados y respirando agitadamente.
-Eres tan perfecto. -le susurró en el oído, haciendo que el menor abriera los ojos para encontrarse con dos de los dedos del adulto delineando con suavidad sus labios. Ciel abrió ligeramente la boca y comenzó a lamer sus dedos; Sebastian soltó un gemido involuntario y se mordió el labio inferior, ver a Ciel haciendo eso le era realmente exitante.
Sacó los dedos de la pequeña boca y con uno poco a poco comenzó a irrumpir su entrada con movimientos circulares, causándole leves suspiros que poco a poco se fueron convirtiendo en gemidos. Introdujo el segundo dedo y el niño se quejó un poco, en respuesta Sebastian lo besó en los labios para distraerlo un poco. Cuando el niño se acostumbró a tener dos de los dedos del mayor dentro de sí, este los comenzó a mover, como si lo estuviera embistiendo ligeramente volviéndolo loco. Sacó sus dedos y se despojó del pantalón y del bóxer dejando a la vista su formidable hombría causandole algo de escalofríos a Ciel que miraba incrédulo la escena.
-¿Estás preparado? -preguntó con voz ronca al posicionarse entre sus piernas.
-Yo... -el niño respiraba agitadamente y no podía evitar sentir algo de miedo en ese momento.
Sebastian pareció adivinar sus pensamientos, bajo a sus labios y los besó dulcemente.
-Tranquilo, -le susurró. -mientras estés conmigo todo estará bien.
Eso pareció calmar al niño. En eso Sebastian rozó delicadamente su miembro con su entrada haciéndolo gemir y estremecerse. Introdujo la cabeza de su miembro y luego entró de una sola estocada.
-¡¡Ah!! -gritó Ciel de verdadero dolor mientras unas casi imperceptibles lágrimas escurrían por sus mejillas. -Seb-Sebastian... duele...
-Tranquilo pequeño, -susurró el mayor en su oído de forma dulce. -el dolor desaparecerá pronto, te lo prometó. -dijo para después quedarse quieto lo más que pudo, cuando ya no aguantó más salió completamente para después volver a entrar de una sola estocada para repetirlo una y otra vez de forma lenta haciendo gritar al niño de dolor.
-¡No! ¡Para ya! ¡Sebastian! -gritaba mientras el mayor se hacía el desentendido, embistiéndolo; pronto los gritos de dolor de Ciel se volvieron gemidos de placer. -Ah... Sebastian... más... ¡Más rápido! ¡Más!
-Como ordenes. -musitó el mayor y aumentó la velocidad. Estaba disfrutando a sobremanera el poseer y someter el cuerpo de ese pequeño y bello ángel de mirada azulina hasta hacerlo suyo. Lo amaba demasiado, jamás dejaría que nadie se lo arrebatara. Lo tomó de la cintura y lo embistió casi con todas sus fuerzas llegando mucho más profundo dentro de él escuchando al menor gritar extasiado y con todas sus fuerzas, mientras él lo abrazaba.
-¡¡Sebastian!! -gritó Ciel con todas sus fuerzas al venirse, salpicando un poco su vientre y el del mayor.
-¡¡Ciel!! -gritó Sebastian al momento que se venía dentro de él.
Se quedaron ambos quietos, temblando y empapados en sudor, respirando agitadamente. Ciel suspiró al sentir el espeso líquido del mayor recorriendole las entrañas y le acarició la espalda con ternura mientras el mayor le abrazaba. Sebastian se salió de él y se acostó a un lado mientras que con un brazo lo atraía hacia él y lo besaba en la fernte para después abrazarlo de forma posesiva.
-Te amo Ciel. -dijo mientras le acariciaba los oscuros cabellos.
-Y yo a ti Sebastian. -murmuró el pequeño. -Te amo. -susurró para después cerrar los ojos lentamente y quedarse profundamente dormido.
El adulto lo miró con infinita ternura sintiéndose sumamente feliz, al fin había sido suyo como tantas veces lo habia deseado.
-Ahora si Ciel, eres completamente mío, y estaremos juntos para siempre.by Lariet
Gracias por leer ^^t
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Gardenias Blancas
RomanceCiel Phantomhive es un niño de doce años que por decisión de su padre debe irse a vivir con su hermanastro Sebastian. A decir verdad Ciel no recuerda mucho de Sebastian, solo sus amables sonrisas, su cálida mirada carmesí y las gardenias que de vez...