La obseción ll

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-N-No era necesario traerme aquí. -dijo Ciel, algo incómodo.

Ash le había insistido en llevarlo hasta su casa pero en lugar de eso lo habia llevado a aquel restaurante con el pretexto de que ya era muy tarde y debía de ingerir alimento. El ojiazul se sentía algo inseguro al lado de Ash, al haber llegado se había ido un momento al baño para tratar de contactar a Sebastian, pero descubrió que se había quedado sin saldo, de nuevo. No le quedó más remedio que volver a la mesa, dándose cuenta que el mayor ya había ordenado y los platillos se encontraban ya en la mesa.

-De ninguna manera iba a dejar que te quedaras sin comer. -dijo el mayor de cabellos blanquesinos. -Sebastian es un irresponsable. Mira que dejarte olvidado en el instituto mientras él tiene una cita con mi hermana.

Ciel casi se ahoga son su bebida.

-¡¿Qué?! -casi exclamó.

-¡Oh! ¿Es que acaso no lo sabías? -preguntó el adulto casi de forma inocente. -Ángela y Sebastian hace tiempo fueron novios y estuvieron comprometidos, pero él por alguna razón decidió terminar con el compromiso. Después de eso Ángela se fue una temporada del país, pero ahora ha regresado por que quiere volver con él. -hizo una pausa para meterse un bocado de comida a la boca. -Y al parecer Sebastian también quiere reanudar la relación con mi hermana, ya que aceptó verse con ella. -relató con media sonrisa; claro está que parte de lo que decía era mentira pero pensaba que si ponía al niño en contra del ojiescarlata sería mucho más sencillo que cayera en sus redes.

-No... no puedo creerlo... -murmuró Ciel con un dejo de tristeza en la voz mientras le tomaba otro sorbo a su bebida para intentar calmarse. ¿Qué era lo que ese sujeto le había dicho? ¿Que Sebastian... su Sebastian se quería casar con Ángela? ¿Eso era verdad? ¿Entonces él qué significaba para Sebastian? -Él y Ángela... -no pudo terminar la frase.

-Bueno, es posible que se puedan casar. No descartes la posibilidad de que algún día Michaelis llegue y te de la sorpresita de que tendrás una cuñada. -dijo y rió como si hubiera contado un chiste, cosa que a Ciel no le hizo gracia. -Después de todo Sebastian es un hombre, es decir, antes era un inmaduro incapaz de cuidarse a él mismo, pero supongo que la experiencia de cuidar de tí lo ha hecho madurar y querer sentar cabeza, lo que todo hombre desea es poder casarse y tener hijos. -concluyó y sonrió al ver que el ojiazul tomaba otro sorbo de su bebida con mirada preocupada.

-Entiendo... -murmuró el niño. -Sebastian... tiene derecho a hacer su propia familia si eso es lo que quiere. -musitó sorprendiéndose de sus palabras. ¿Qué era lo que estaba diciendo? ¿No se supone que defendería su amor por Sebastian por sobre todas las cosas? Pero, aún así... si lo que Ash decía era cierto... él no quería hacer infeliz a Sebastian... Sacudió la cabeza y terminó su bebida ante la mirada complacida del sujeto de cabellos blancos.

Le urgía hablar con su hermanastro.

De pronto todo le comenzó a dar vueltas, como si se fuera a desmayar. Sentía una debilidad y un sueño terribles. Todo se comenzó a teñir de negro y sus parpados, demasiado pesados, se terminaron cerrando. Se quedó inconsciente sobre la mesa.

-Al fin el somnífero hizo efecto. -susurró el mayor al ver el pequeño cuerpo del niño inmóvil. -Disculpe, camarero, la cuenta. -pidió al empleado que vio más cerca, este se acercó y le entregó la factura, que Ash pago. -Mi pequeño sobrino se quedo dormido. -mintió con una leve sonrisa al señalar a Ciel. El mesero sólo sonrió y se fue. -Hoy definitivamente serás mío... Ciel Phantomhive... -murmuró sólo para él. Se levantó de la silla y tomó al pequeño en brazos.

* * * * * *

-¿En dónde estás, Ciel? -preguntó Sebastian al aire, realmente desesperado.

Había llegado a la escuela y le habían dicho que el niño se había ido, pero no le supieron decir con quién. Se subió al auto y condujo a los lugares en donde pudiera estar, llamó a conocidos y amigos pero nadie le supo dar razón de su pequeño hermanastro. Se comenzó a preocupar aún más. Algo... definitivamente algo malo estaba ocurriendo...

Gardenias BlancasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora