—Sebastian, suéltame; me asfixias... —pedía Ciel, mientras se revolvía entre las sábanas con un Sebastian que lo abrazaba fuertemente mientras aún seguía dormido. —Ya Sebastian, ¡Despierta! —exclamó Ciel, pero ni así logro que el mayor se despertara o mínimo lo soltara.Ya llevaba dos semanas viviendo con el mayor y todas las noches era igual; siempre se despertaba con Sebastian abrazandolo fuertemente, como si temiera que se fuera o algo así. Mientras tanto, Sebastian, aún dormido soñaba algo que pareciera no le agradaba.
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—¡No mamá! —se escuchaba suplicar en sueños. —¡No me mandes lejos! ¡No me separes de él! ¡Por favor!—Eso debiste haberlo pensado antes de involucrarte con él. —le había respondido su madre fríamente. —¿Cómo se te pudo haber ocurrido? —le preguntó progresivamente indignada. —¡Es solo un niño!
—No me importa, ¡Yo lo amo! —gritó y su madre lo abofeteó en la cara.
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—¡Sebastian! —gritó Ciel, logrando sacar a Sebastian de sus sueños.El mayor se despertó agitado y lo primero que hizo fue abrazar y palmar a Ciel, como si no se la creyera todavía de que estubiera ahí con él.
—¡Ah! ¡Ciel! Estás aquí, que bueno... —dijo aliviado.
—Por supuesto que estoy aquí idiota, ¡vivo contigo! —exclamó Ciel, desesperado.
Sebastian sonrió. Pareció no importarle que el menor lo hubiera insultado; siempre pasaba por alto ese detalle; la verdad es que le encantaba despertar cada mañana al lado de Ciel, lo vio embelesado deleitandose con su aspecto, sus mejillas sonrosadas, su hermoso cabello oscuro ligeramente despeinado, sus ojos azules... Suspiró.
—¿Qué tanto miras? —preguntó molesto el niño.
—Nada, disculpame. —se apresuró a responder, sonriendo un poco y ladeando la vista. Ciel entrecerró los ojos, puede que se hubiera equivocado, pero estaba casi seguro de haber visto un ligero sonrojo por parte del mayor. —¿Tienes hambre? Prepararé el desayuno.
Ambos se levantaron y el mayor se apresuró a bañarse y vestirse para ir a preparar el desayuno.
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—¿Quieres que veámos la tele un rato? —preguntó Sebastian durante la tarde. Se sintió estúpido ante tal invitación pero quería buscar un pretexto para estar junto a Ciel.
—Si, claro. -respondió el menor mientras se encaminaba hacia la sala y se sentaba junto al mayor en el sofá.
Estuvieron un rato en silencio y a Sebastian le dio por hablar.
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Gardenias Blancas
Storie d'amoreCiel Phantomhive es un niño de doce años que por decisión de su padre debe irse a vivir con su hermanastro Sebastian. A decir verdad Ciel no recuerda mucho de Sebastian, solo sus amables sonrisas, su cálida mirada carmesí y las gardenias que de vez...