CAPÍTULO 8

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Narra Esther

El dolor era demasiado. Aún no entendía lo que pasaba, sólo veía que estaba tirada y me dolía mucho. 

Quise levantar la mirada y me topé con los ojos fríos de quien me había apuñalado. Sentía el temor en todo mi cuerpo, sentía cómo temblaba y mis manos y piernas dejaban de obedecerme. 

Observé de donde venía el dolor y noté que había demasiada sangre. Era mucha. 

Cerré los ojos, tratando de calmarme pero lo único que se venía a mi cabeza es que moriría. Moriría ahí tirada, sin saber de mi padre, sin saber la verdad. 

Traté de tapar la herida, pero sentía cómo la sangre salía a través de mis dedos. 

Pero entonces escuché un gruñido, casi como un rugido y abrí los ojos hacia el lugar proveniente del sonido y vi a Elián. 

Estaba tirado en el piso, boca abajo. Vi cómo estaba temblando de forma violenta. Sus manos en puños, apretados tan fuertes que vi cómo salía sangre de sus palmas. 

Un gemido vino de él y noté cómo el asesino se giraba hacia él. Tenía el cuchillo de nuevo en su mano y sabía lo que quería hacer. 

Quise arrastrarme hacia Elián, tenía que advertirle, pero el dolor era muy agudo, sentía que la vida se escapaba de mí. Mi visión se volvía borrosa y mi respiración se estaba volviendo más débil. 

— Elián... — Casi no salía mi voz, y eso no era bueno. — Elián, corre. Va por ti. 

Elián empezó a gritar de forma inesperada, y eso hizo que el asesino retrocediera, sorprendido. 

Elián chillaba mientras se revolvía en el suelo, parecía como si estuviera sufriendo. 

Él se movía y gritaba, no entendía lo que pasaba y no me quedaba mucho tiempo estando consciente. 

Mis ojos se cerraban, pero lo último que vi, fue como algo salía de la espalda de Elián, brotaba de forma sangrienta de él y Elián sufría con ello. 

¿Qué le estaba pasando?


* * * * * * * * * * * * *


Escuchaba voces, voces alarmadas, y poco a poco abrí los ojos y me ubiqué en el área médica del castillo. 

Así que seguía viva. 

Busqué en todos lados a Elián, ¿qué le había pasado a él?

Una ayudante del doctor vino a verme y me dijo que todo estaba bien, que estaba a salvo, pero eso no me importaba. El que importaba era Elián, esperaba que él estuviera bien. 

— Elián... — Susurré y ella parecía que no entendía. — Su Alteza. 

— Ohh, él está bien, no te preocupes por él. 

Quise saber más, pero ella se alejó para ir con otros heridos.  

El doctor no me dejó ir hasta una semana después, y fueron unos días horribles. Sólo Libia y Alba fueron a verme.

Alba me dijo que no me preocupara, que tenía a alguien más haciendo mi trabajo, que debía descansar y que ella lo entendía. 

Libia vino a verme tres días seguidos y hablaba de muchas cosas, de lo que había sucedido en la parte de la servidumbre, quería que pensara en otras cosas, pero era bastante difícil. 

— ¿El príncipe? — Me atreví a preguntar. 

— Oh, él fue coronado hace unos días. — Contestó con total naturalidad. 

Flesh of the dragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora