CAPÍTULO 6

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Narra 3ra persona
Nidia regresaba a su cuarto, después de la visita a su padre y ver a las tontas sirvientas pasándoselo de lo mejor en su castillo. 

— Su Alteza Nidia, ¿necesita algo más? — Preguntó Katerina, quien le servía.

— No, sólo largate y no molestes. — Contestó secamente.

— Está bien, como usted diga. — La muchacha se reverenció y se alejó.

Por dentro sentía el profundo ardor del odio hacia todo en su alrededor.
Entró a su habitación con un portazo y caminó de un lado al otro de esta. Cuando escuchó un ronquido en la parte trasera de su habitación. Su esposo, Adón. A quien su padre la había obligado a casarse. Sólo por haber sido el príncipe de la provincia. Eso a Nidia no le importaba. Solo quería la muerte de su padre y, así, el poder.

— Oh, hola, Mi Señora. — La saludó Adón, despertando.

— ¿Por qué sigues durmiendo, holgazán? — Espetó Nidia enfadada. Odiaba ver como su "esposo" era un debilucho sin poder. Era una marioneta para ella.

— Usted me dijo que no debería hacer nada.

— ¡Pero eso no significaba que durmieras todo el día! — La desesperación mataba a Nidia y suspiró. — Mañana habrá una asamblea con el pueblo. Debes venir conmigo, para que vean que somos una buena pareja.

— Está bien. — Contestó él, sumiso.

Había algo más por la que ella lo usaba.

Caminó hacia él y lo lanzó al colchón. Él la miró sorprendido durante un momento, antes de comprender de lo que se trataba eso.

Ella se posicionó a horcajadas encima de el y lo besó sin pasión ni amor, solo por ganas de entretenerse. Él se lo devolvió, pero con el amor que él guardaba para ella en su corazón.

Poco a poco, los dos se fueron dejando llevar y Nidia se quitó su abrumoso vestido.

Adón se deleitó con el cuerpo bien formado de Nidia. Con duda, se acercó a ella y la acarició, disfrutando cada relieve y curva que pasaba debajo de su palma. La suavidad de su piel y los pequeños gemidos de Nidia con cada toque. Adón sabía que Nidia no lo quería, pero él de todas maneras la amaba y sabía que pronto moriría por su culpa, pero no le importaba, haría todo por ella. 

Acarició se muslo por la parte interior y se adentró dentro de ella.

— ¡Ah! — Gimió ella, sintiendo el dedo dentro de sí. Él saboreó cada parte de ella al tocarla y besarla, incluso, lamerla. Para él, toda parte de Nidia era perfecta. — ¡Ya hazlo! ¡Yo no vine por cariño!

Él se encogió ante su grito, pero la obedeció, entró en su interior, a lo que Nidia gritó. Cuando al principio, Adón vio el dolor en su rostro, quiso seguir, para ver más de ese hermoso sufrimiento, pero se arrepintió al instante.

— S-sigue... — Pidió ella, reprimiendo las lágrimas por el dolor.

Adón le hizo caso y siguieron, hasta que ambos llegaron al clímax y tuvieron que parar.
Adón se dejó caer al lado de ella y observó sus hermosas facciones.

— Eres bella. — Susurró él y lo trató de reprimir, pero no pudo.
Nidia lo escuchó y se le aceleró el corazón. Nadie la había dicho eso jamás. Ni siquiera su madre, quien había dicho que ella era un monstruo.

— M-mientes... — Musitó Nidia, sonrojada.

Adón se levantó y la abrazó por detrás, sintiendo su cuerpo desnudo.

— No miento. — Él olió el dulce aroma que ella emanaba y pegó su rostro a su cuello.

— ¿En serio?

— No lo hago. Eres la más hermosa en el Reino o incluso en el mundo.

Una pequeña risa brotó por los labios de Nidia y Adón se maravilló por escuchar tal risa.
Ella se dio la vuelta para quedar cara a cara con él.

— No bromees. Ni exageres. — Dijo ella.

— Bueno, no exagero.

Una leve sonrisa apareció en los labios de Nidia, los cuales poco a poco se acercaron a los de Adón. Al principio, solo fue un roce; después, un pequeño toque; hasta que estaban envueltos en un intenso beso.

Adón la abrazó por la espalda y la atrajo más a él.

Nidia sintió ese regocijo en su corazón que pensó que solamente tendría si su padre moría, pero en ese momento, olvidó todo y se dedicó a conocer a su esposo, aunque en el recoveco de su mente, sólo pensaba en cuánto tiempo él la querría de esa forma. 

Al final, todos la dejaban. Ella ya lo sabía, así que disfrutó ese momento, ya que no duraría mucho. 


Flesh of the dragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora