XXVIII. ¿Sabías?

570 85 20
                                    

El adolescente caminaba por la misma calle cubierta de piedras, las grises nubes cubrían el Sol creando una especie de oscuridad.

La lluvia mojaba su cabello haciéndolo caer en su frente, y su ropa se adhería cada vez más a su piel.

Sonreía, sin ningún motivo aparente, tal vez era él. Junjie siempre era la razón últimamente, sin darse cuenta, aumentó la velocidad con la qué caminaba.

Escuchaba el ruido que hacían sus zapatos contra las piedras mojadas de la calle.

Se detuvo en cierto punto, miró el cielo y sonrió, sintiendo las gotas de lluvia caer en su rostro.

Volvió a su postura normal y lo vio.
Ahí estaba.
El pelinegro caminaba tranquilamente sosteniendo una bolsa de compras con su mano izquierda.

No dudó en acercarse.

— ¡Junjie! — se puso frente a el, admiró cada detalle de su rostro mojado por la lluvia, su cabello también caía en su frente, sus ojos brillaban al igual que sus labios.

— Eli. — el pelinegro sonrió muy levemente. — ¿Qué hacías por aquí?

El adolescente bajó un poco la mirada.

— N-nada, paseaba y comenzó a llover. — dijo. — ¿Vas hacia tu casa?
— Sí.

Eli miró los labios de su compañero.
Se habían convertido en lo más interesante en ese momento.
"No... Eli..." se dijo a sí mismo.

Ignoró su voz interior y se inclinó para besar al pelinegro, colocó su mano en su mejilla.
Notó algo extraño. Su compañero no correspondía.

El adolescente se detuvo para apartarse.

Miró al pelinegro, tenía una expresión algo sorprendida, había algo diferente.
Parecía... asustado.

— ¿Qué pasa? — le preguntó Eli mirándole a los ojos.
— N-nada, sólo se hace tarde, y debería de irme...

Junjie intentó seguir caminando, hasta qué notó una presión en su muñeca.

— ¿Porqué te vas?

El pelinegro suspiró.

— ¿Sabías qué esto es raro, verdad?

El adolescente lo miró confundido, para después dirigir su vista al suelo, y reír levemente.

— Sí, lo sé. — rió un poco más fuerte.
— ¿Eli, estás bien?

— ¿Sabías que te conozco en todos los sentidos? He memorizado cada parte de tu cara. — habló Eli.

El pelinegro parecía no entender.

— ¿De qué rayos hablas?
— Sé todo lo que tengo que saber: Sé que tienes un tatuaje, la manera en la qué cambias de ánimo, las canciones que cantas cuándo estás sólo, tu banda favorita, tu manera de bailar, Pero...

Su compañero le dirigió la mirada.

— ¿Pero qué? — preguntó Junjie.
— ¿Sabías tu todo lo qué siento por tí?
¿Sabías que te estoy esperando desde hace tiempo y que estoy completamente loco por tí? — continuó Eli. — Ahora, tú eres mío, ¿Y sabías tú que nunca te dejaré ir otra vez?

One Shots ≫ JunjiexEliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora