XXIII. Homosexual

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El café sabía frío, y no era todo menos dulce.
El adolescente tomó la taza entre sus dedos, mirando cómo se entrelazaban.

Miró el reloj a su derecha, en la mesa de la cocina. 11:34. Era tarde.

¿Dónde estaba Romeo?

Miró a la puerta soltando un largo suspiro.

— ¿Qué tal si no viene? ¿Qué tal si encontró algo mejor que hacer? — dijo en voz alta sin darse cuenta.

La puerta se abrió de repente.

— ¿Qué tal si sólo se le hizo tarde? — preguntó el pelinegro, sus manos estaban llenas de lo que parecían bolsas de compras.
— ¿No vas a ayudar?

El adolescente se apresuró casi tropezando.

Colocó las cosas en la mesa e invitó al pelinegro a tomar asiento.

— Necesito decirte algo. — Eli se aclaró la garganta.
— ¿Qué?
— Bueno, más bien, preguntarte algo.

Junjie lo miró confundido.

— ¿Por qué no simplemente lo dices?
— Bueno. — Eli miró al suelo, estaba aparentemente nervioso, pero debía evitar que Junjie lo notara.

— ¿Yo te gusto, no es cierto? — preguntó finalmente.
El pelinegro miró hacia otro lado, le costaba admitir que de alguna manera aún le era difícil decirlo.

— S-se podría decir qué si. — dijo con un leve sonrojo.

Eli lo miró, no quería distraerse del tema, pero tenía cierta obsesión por verle sonrojar.

— Entonces, yo te gusto.
— Uh-ha. — contestó Junjie.
— Y yo soy hombre. —

El adolescente evitó el contacto visual.

— Así que si yo te gusto, y soy hombre. — dijo. — Eso te convierte... ¿En homosexual?

El pelinegro estaba ahora más sonrojado.
Fue cómo un ataque sorpresa, se espera diferentes preguntas, pero no esa.
Al menos no en ese momento.

— Vaya Eli, sinceramente, no lo había pensado. — la honestidad se le daba bien.

El adolescente guardó silencio.

— Pero sí... técnicamente, me convierte en homosexual. — dijo finalmente. —

El adolescente admiraba cada expresión del pelinegro, y escuchaba con su mayor atención cada palabra.

Había sido demasiado.
No podía creer que la conversación llegara tan lejos.
No podía creer escuchar al pelinegro admitirlo.

Eli cayó en los brazos de su compañero.

— ¿Qué pasa? — preguntó Junjie.
— Sólo no me sueltes nunca.

One Shots ≫ JunjiexEliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora