III. Orgullo

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El pelinegro bufó, el dolor que sentía en la herida de su brazo izquierdo era muy notable.

— Deja de moverte, no voy a poder vendarte. —
Dijo el adolescente. — Ya se qué te duele.
El pelinegro bajó la mirada.

— Debí tener más cuidado. — dijo.
— Cálmate Junjie, cualquiera hubiera pensado en qué un lanzador cualquiera va a lanzarte una babosa, no una piedra en dirección al brazo.

El pelinegro suspiró.

— De igual manera yo...
— ¡Junjie, ya está hecho! ¡No te obsesiones tanto, y deja de moverte!

— Deja que yo lo haga. — dijo Junjie arrebatando la venda al adolescente.
— ¡No, Junjie, no podrás hacerlo con una sola mano! Eli forcejeaba con Junjie tratando de conseguir la venda de vuelta.

— ¡Sólo dámela Junjie!
Ambos cayeron al suelo, Eli sobre el brazo herido del pelinegro, qué soltó un agudo grito.

— ¿Estás bien? — dijo Eli incorporándose rápidamente para después ayudar a su amigo.
— S-sí. — el pelinegro le entregó la venda.
— Hazlo rápido, ¿Quieres?

El adolescente sonrió.
— Sí, ya sé que te duele. — dijo poniendo la venda alrededor del brazo de Junjie. — Pero te preocupa más tu estúpido orgullo que tu herida.

— ¿Q-qué orgullo? — preguntó el pelinegro.
— El que te impide pedir ayuda.
— Es sólo que sé arreglármelas sólo, es todo.

El adolescente se acercó más al pelinegro.

— ¿Sabes cuál es tu problema? — dijo Eli.
— Eres un tonto.

El pelinegro le dirigió la mirada, un poco sorprendido.

— No creas que me emociona mucho trabajar con un niño. — rió el pelinegro. — ¿Quieres saber cuál es tú problema?
— ¿Cuál?
— Qué eres un tonto.

El adolescente rió.

— ¿Porqué? Preguntó.
— Por tu confianza, qué tus planes hayan funcionado no quiere decir que siempre lo van a hacer.

— ¿A qué vas con todo esto? ¿No te gusta mi manera de hacer las cosas? Preguntó Eli.
— No.
— Entonces vete, Junjie. — el adolescente se dio la vuelta.
— M-me iré entonces, no los necesito.

— Y ahí está tu orgullo, sólo trayéndote más problemas. — habló el adolescente.
— ¿Y porqué te preocupas tanto?

— ¿Será porqué te quiero, idiota?
El pelinegro guardó silencio.

— Sólo déjame vendarte la maldita herida y bésame.

One Shots ≫ JunjiexEliDonde viven las historias. Descúbrelo ahora