One Shots ≫ JunjiexEli

II. Imperfecciones

El adolescente se ha levantado de repente, la voz de su compañero a la derecha le ha hecho despertarse.
— ¿Junjie? — ha preguntado antes de bostezar.
— ¿Estás despierto?

El pelinegro no parecía estar despierto.

— Yo no soy el malo.
— ¿Junjie, estás bien?
— ¡Yo no quise hacer esas cosas!

Eli no sabía cómo reaccionar.

"Solo sigue la corriente y terminará por quedarse dormido." Se dijo Eli a si mismo.

— ¿En serio, Junjie?
— ¡En serio! ¡Me arrepiento de haber hecho todas esas cosas horribles! Tanta gente... murió por mi culpa. — El tono en su voz llevaba cierta tristeza.

Parece bastante consciente, aunque es claro que sólo está hablando dormido.

— Pero, no es tu culpa, Junjie. —
— ¡Claro que es mi culpa! ¡Pude haber sido más inteligente, y no dejarme controlar!

— Junjie, ni siquiera tú podrías evitarlo, no fue tu culpa, entiende, ese no eras verdaderamente tú.
— Tengo miedo.

Esas palabras tuvieron un raro efecto en Eli, nunca había escuchado a su compañero expresar sus emociones.

— ¿A qué le tienes miedo, Junjie?
— A volver a ser esa persona, a no tener control de mí, ni mis decisiones.

El adolescente lo acercó a él en un cálido abrazo.
— No tienes nada de que preocuparte.
— ¿Ah, sí? ¿Porqué?
— Porque ahora no estás sólo, nos tienes a nosotros... me tienes a mí.

[     ]

— Buenos días, Eli. — dijo el pelinegro dirigiendo una mirada a su compañero.
— ¿Qué te ha pasado? ¡Parece que no has dormido nada!

En efecto, debajo de los ojos irritados del adolescente se encontraban unas grandes ojeras, pero su cara se encontraba adornada con una sonrisa.

— Tú. — Contestó el adolescente.
— ¿Huh?
— ¡Tú, tonto! ¡Estuve hablando contigo toda la noche!
— ¿Hablando conmigo? Pero si yo recuerdo haber dormido.

— Y así fue. — continuó Eli. — Creo que deberías de tomar una taza de té antes de dormir, porque hablas dormido. —

El pelinegro se sobresaltó un poco, para después que un muy leve sonrojo se mostrará en sus mejillas.

— ¿Y-yo? ¿Y qué fue lo que te dije?
— Bueno, cosas que tú ya sabes. — continuó el adolescente. — No eres tan perfecto cómo dices ser.
El adolescente rió, cambiando por completo la expresión del pelinegro.

— ¿Qué sabes ahora? — dijo el pelinegro ahora completamente serio.
— Ja, en serio Junjie, no sabía que te importaban tanto tus imperfecciones.

El pelinegro bajó la cabeza, mirando al suelo.

— Sé que odias tu sonrisa; la necesidad de sonreír, la necesidad de tener sentimientos, sé que odias no poder hacer algo, sé que odias los huesos que sobresalen de tu pecho, al igual que los de tus muñecas. — dijo el adolescente.

El pelinegro no dijo ni una sola palabra.

— Sé que odias cometer un error, y que la gente crea que eres una mala persona,
Odias recordar tu pasado, por lo que intentas olvidarlo siempre.

El adolescente tomó la mano del pelinegro, sorprendiéndolo.

— Y no voy a dejar que nadie sepa esto. — continuó Eli. — Porque estoy enamorado de ti, y de tus imperfecciones.