Cap. 5

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No comprendía como aquella ropa pretendía quedarle a mi cuerpo. Era tan inmensa, no podía usarla. Así que volví a colocarme mi ropa. Salí del baño y de nuevo regrese al sofá. Aquel hombre continuaba acostado leyendo. A un costado de mi estaba la puerta,  la observe de reojo, habían muchas cerraduras ahí, será muy difícil escapar, pensé. —Ni si te ocurra—su voz me asusto—¿y la otra ropa?— dijo. No despegaba la vista de aquel libro y yo tenia tanto miedo de responderle.

 —Es...es—no podía hablar—demasiado grande—. Dije al fin, él me observó de reojo disgustado de nuevo. —no puedes andar así—dijo al fin— parece que no has lavado esa ropa en semanas— No sabia si esta persona estaba bien de sus facultades mentales, era mas que obvio que había estado encerrado todo este tiempo, no podía lavar mi ropa o comer con decencia.—Como sea, regresa al baño y cámbiate—.

En cuanto salí de baño el comenzó a reírse tan despavoridamente que yo sentí muchas ganas de llorar.  Ya no podía mas, los pantalones se me caían y la camisa me quedaba demasiado larga.

—quítate los pantalones—ordenó. Y así lo hice, inmediatamente dejo de reír y me observo de una manera extraña, no le quitaba la vista a mis piernas, así que volví a subirme los pantalones, no quería que este hombre me viera así. Y eso pareció enojarlo mucho.  Chisto su lengua y se tiro de nuevo en la cama —deja de quejarte y usa esa ropa,  mas tarde comprare una de tu talla. No tenia mas opción que hacer lo que aquel hombre me decía, quizá si lo obedecía no me haría daño.

Los Que Cayeron Del CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora