Cap.17

325 40 2
                                        

-Suelta el arma

-¡Dejame ir!- sus manos temblaban, estaba semi desnudo parado al extremo contrario de la cama.

-¡Te dejaré ir si sueltas el arma!- le habia gritado.

-¿E...encerio?, ¿me dejaras ir, ya no me venderás?. ¡Quiero que lo prometas!- coloque la palma de mi mano en mi corazón.

-Lo prometo.

Él me tendió la mano, entregandome el arma. No me habia percatado del momento justo cuando la tomo, me encontraba exausto por la faena de la noche anterior, aun era muy temprano. No podia creer lo que este niño estaba apunto de hacer... ¡Estaba mas loco que yo!

Cayó de rodillas y comenzó a llorar.

-Lo siento!- rogó- No queria lastimarte.

Estaba apunto de dispararme pero tampoco era para tanto. Digo aun estoy vivo

-¿Que dices?...levantate y date un baño.- le tendí la mano. Él la tomo.

-Yo...de verdad no se lo que estaba pensando- se pego a mi pecho.

-Leí el mensaje que llego a tu telefono... -comentó-  no quiero que te pase nada por mi culpa.

Me esculque los pantalones. Efectivamente me habia llegado un mensaje con no muy buenas noticias para mi cuello.

Si no entregaba a Mikleo pronto, mi cabeza seria un muy lindo trofeo de pesca.
-¡No quiero que te lastimen!- se aferro a mi y siguió llorando.

Este chico, realmente era un angel, uno muy tonto.

-No me pasará mada- le acaricié el cabello

-¿Me lo prometes?- hacente

-Entonces... ¡besame!- pidió.

Levante de nuevo su rostro.

Terminamos haciendo el amor por segunda vez. Era raro pero por primera vez en mi extraña vida, realmente hacia el amor con alguien.

No habia razon para encadenarlo a Seres de nuevo. Estaba triste, yo tenia un sentimiento estupidamente contradictorio en mi cabeza. Un sabor agridulce, pronto seria un rico demasiado pobre.

Habia hablado con él despues de tocarlo durante un tiempo. Pero este chico habia tomado una decision. El unico culpable de todo era yo. En primer lugar nunca debí haber aceptado el trabajo y en segunda, nunca debí haber probado esos labios.

Estaba tras de mi, abrazandome. Temprano lo habia llevado a desayunar, gaste mucho, pero era la ultima mañana que la pasaba con él, merecia tener un buen recuerdo de mi.

-¿Me extrañarás?- me beso el cuello- yo tal vez lo haga.- rió bajo

-Quiza extrañe un poco tu humor- me dió un pequeño codazo.

-¿Sabes? Yo...yo si lo haré- de nuevo beso mi cuello. -aunque no extrañaré mucho la dieta en la que me mantuviste durante estos dias.

Me sentia una completa basura. Continuo.

-Tampoco extrañaré los lugares de mala muerte a los que me llevabas...

-Yo tambien te extrañaré- dije- te extrañaré mucho.

Se aferro a mi, pude escuchar sus soyosos ahogados.

-No llores- le pedí- Se que me extrañaras mucho, digo ¿quien no?, pero, tranquilo, no llores- me dió un codazo y dijo

-¡vete al infierno!- se secó las lagrimas y comenzó a reir.

-No puedo, eso esta muy lejos...- me regalo una sonrisa esplendida, sin embargo yo no podía regalarle una igual. No podía conmigo.

Los Que Cayeron Del CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora