cap.11

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Él comenzó a disparar, del otro lado de la cama. –tenemos que salir de aquí – me gritó, parecía otra persona.
Levanto la cama como pudo y ambos corrimos fuera de esa habitación, no había nadie en ese lugar, mas que nosotros dos. No era una buena señal.
Llegamos al auto, pero este ardía en llamas, no tuvimos mas opción que seguir corriendo. No comprendía nada, pero tampoco era momento de hacerlo. En la oscuridad del bosque, todo parecía aterrador, podía discernir a Sorey corriendo delante mio, y también podía ver aun las llamas del auto.
Llegamos a un pequeño claro en el bosque y de inmediato caí rendido, estábamos lo suficientemente lejos como para ser descubiertos.
–que haces?–pregunto visiblemente cansado– debemos seguir, la carretera no esta muy lejos, nos encontrarán. Moví la cabeza, estaba tan cansado como para hablar.–ya no puedo más- dije finalmente.
–de acuerdo– se dejo caer junto a mi.–¿Estas bien? –si– realmente no me dolía nada mas que las piernas, solamente quería dormir. – ¿Y tu?– pregunte– Te duele algo? – negó con la cabeza    – he estado en situaciones peores–  
—Esta es mi primera explosión mortal, así que no tengo con que compararlo-  el comenzó a reír. –Ya tendrás mas– se volteo y comenzó a dormir, yo decidí hacer lo mismo. No sabia si era un comentario serio o solamente una broma mas, pero aquello había dejado mi mente pensando.

Narra Sorey

Un cosquilleo en el brazo me había despertado. comencé a mover lo intentando deshacerme de aquella sensación de hormigueo. No podía creer que de nuevo estuviera durmiendo encima de mi brazo. Me levante de golpe en cuanto sentí  algo extraño debajo de mi. Asustado eche un vistazo. Era la pierna del niño llorón que estaba junto a mi, quizá cuando se despierte también sienta aquella sensación de hormigueo. 

-Oye, despierta- comencé  menearlo de lado a lado, tenia unas cuantas hojas de árbol pegadas a la cara y parecía muy incomodo. Abrió los ojos y no pude resistirme la risa, parecía un completo ebrio. -¿donde estamos?-. no sabia si este chico se había golpeado la cabeza, pero era obvio que se trataba de un bosque- quizá en Narnia-dije- ahora levántate, debemos irnos.

Llegamos a pie hasta un pequeño bar, no había nadie a esa hora, así que decidí que lo mejor era entrar. Podría obtener cerveza gratis y tal vez algo de comida. Mikleo no parecía muy feliz, estaba algo disgustado con el lugar y con la apariencia de pordiosero que tenia, pero además de que lo iba vender a algún tipo, no tenia mas opción que seguirme, claramente Mikleo no sabia donde estábamos y eso lo ponía en serio peligro. Se sentó frente a mi, muy enfadado y dijo   - quiero que me digas la verdad- me serví un tarro de cerveza y continué ignorándolo. La caja registradora estaba vacía. - he dicho que me digas la verdad- repito muy ofuscado. Busque entre los estantes del lugar y encontré una pequeña caja de galletas de avena, parecía ser decente- Sorey- grito- debes decirme de una vez por todas que esta ocurriendo- comenzaba a fastidiarme- ¿No te lo he dicho ya?- abrí la caja, tenia cucarachas- le perteneces a alguien niño y yo te llevare hasta tu destino, ahora deja de chillar y Ayúdame a buscar comida- el me observo muy enojado y de mala gana se dirigió hasta el almacén. 

Después de un rato, trajo consigo una bolsa de cacahuetes y otra de pistaches. No seria una comida gurmett, pero era mejor que el paquete de cucarachas que había encontrado.- ¿no vas a comer?- pregunte una vez y abrí la bolsa- eso no es comida- inquirió cansado- no he comido bien últimamente, quiero comida de verdad- abrasó su estomago y continuo privándose de aquellos dudosos cacahuetes salados- bien- dije intentando mantenerlo contento, después de todo, en cuanto consiguiera un auto lo metería en la cajuela por el resto del camino- regresaré al bosque y mataré una ardilla, la asaré y te lo daré- tome la bolsa abierta me engullí algunos cacahuetes y estaba apunto de salir cuando- No- dijo- comeré esto-  abrió la bolsa de pistaches de mala gana- aunque esto no es comida- susurro muy bajo, pero aun así lo escuche.

Para mi suerte aun nos faltaba un muy largo camino por recorrer, tendría que soportar a este mocoso por el resto del tiempo que me quedaba.

Los Que Cayeron Del CieloDonde viven las historias. Descúbrelo ahora