Libra
Pasadas las tres horas que habíamos planeado, emprendimos la marcha y salimos de Bimes, muy agradecidos por su trato.
El primer paso del plan– conseguir información– ya estaba completado. Antes de marcharnos investigamos un poco sobre todo; sobre Hallef, sobre el libro, sobre Sateus y Paul hojeó alguna cosa sin importancia aparente, pero pocas cosas se aclararon en nuestra búsqueda de Sateus. «¿Cómo llegaremos?», me preguntaba mientras caminábamos por el Bosque de las Añoranzas.
-Descubrí cual es el motivo por el que me desmayé- dijo Paul, sacando conversación.
-¿Y cual es?- contestó Theo, aunque sin mucho interés.
-Se llama humblo- tropezó y siguió caminando- es un gas que solo expulsan las flores blancas y azules del bosque, aunque también es una forma de insultar antigua. "Eres peor que el humblo" se decía.
-¿Y que hace el humblo?-lo interrumpí.
-Es... no sé. Es bonito cuando ocurre, al principio, revives recuerdos. Pero luego se empieza a desvanecer el efecto y las imágenes son diferentes, confusas. Creo que te lía, te revuelve la mente.
-¿Y esos recuerdos ahora los has olvidado?- pregunté.
-No... no lo sé. Ya no sé si son reales o falsos por el humblo. Ya no sé a que recuerdos aferrarme y a cuales no.El silencio gobernó durante unos instantes. Eran las siete y media y temía que fuese aún más tarde, tenía miedo a la oscuridad. Qué se le iba a hacer, era un miedo incomprensible, quizá mi subconsciente me hiciese pensar que en cuanto la luz se iba, nos quedábamos merced de la oscuridad, a merced de monstruos, licántropos o demonios. Cualquier bestia que no pudiésemos ver durante el día.
-Eh, parad- dijo Harry- escuchad un momento.
Paramos de caminar y se escuchó un leve zumbido; un batir de alas.
-Mirad esas flores- señaló Paul. En todas las flores blancas y azules se veían puntos de luz; a veces cuatro, a veces dos y de ellas salía el humblo, aquella vez visible, pero un pequeño grupo de flores no expulsaban el gas.
Paul le quitó las gafas mágicas a Harry y se las puso, luego pestañeó varias veces y avanzó algo aturdido. Se acercó hacia las flores y las examinó detenidamente.
-Aquí hay un portal- murmuró.
-Eso no puede ser- dijo Fedrick desconcertado y cogió el mapa de las Ciudades de Plata de su mochila-, aquí no aparece nada de eso.
-Puede que no lleven a las ciudades de plata- dedujo Harry y Paul se metió dentro de las flores y de repente, desapareció con el viento. Di un paso al frente pero Peter me agarró por el brazo.
-Espera- dijo- mejor voy yo- lo miré mientras avanzaba y mi mano rozó la suya-. Si en tres minutos no volvemos, marchaos.
-Voy contigo- dije.
-No- respondió- sería mejor perder a dos que a tres, ¿no crees?- sonrió, entró en el portal y desapareció.
Saura y Theo se miraron preocupados y Harry miraba su reloj cada dos por tres.
-Queda un minuto- dijo, y justo en ese momento aperecieron, sonriéntes y frenéticos.
-Venid- dijo Paul entusiasmado.Al otro lado del portal se extendía un prado plagado de flores, setas y caminos de tierra, pero no era infinito. Terminaba en barrancos sin fin y después, el cielo se seguía ampliando, creando un vacío de una extensión imposible de imaginar.
-Los elfos son adictos a hacer portales- murmuró Fedrick.
-Los fabricáis los magos, no los elfos- respondió Lea soltando un bufido. Saura lanzó una piedra.
-¿¡QUÉ HACES!?- gritó un hada, salieron muchas más de entre las flores y algunas aumentaron su tamaño.
-Disculpadla- dijo un hada de pelo rojizo- ¿cómo habéis descubierto el portal?
-Con unas gafas "descubre-cosas-ocultas"- contestó Paul.
-Por cierto, devuélvemelas- susurró Harry .
-No tiréis piedras, esas flores son nuestras casas- dijo una de las hadas de mayor edad.
-¿Casas?- preguntó Paul.
-Si joven, las flores son hogares, bueno, en realidad nuestras casas están donde nace la flor- explicó la misma hada. Eso explicaba por qué a penas había edificios. Caminamos siguiendo a Ayna, el hada rubia. Entramos a una cabaña, hecha de gruesos troncos oscuros, dentro había varias hadas trabajando y unos carteles dividían la estancia en departamentos; repostería, restaurante, correos, librería, tiendas, joyería...Había una anciana rodeada de libros y estaba escribiendo. Su largo cabello dibujaba garabatos sin sentido sobre la mesa, y su piel pálida parecía un papel; un papel antiguo y arrugado. Sus azules ojos claros, que casi parecían fundirse con el blanco nos observaban desde el otro lado de unas finas gafas de metal. Sus enormes alas blancas y translúcidas también estában arrugadas pero eso no descartaba su belleza. Nos sentamos en una mesa redonda en la que a penas cogíamos los ocho.
-¿Y no os afecta el humblo?- pregunté rompiendo el silencio.
-No, bueno, a nosotros no nos desmaya, nos pone... felices, supongo.- dijo el hada de pelo rojizo, cogiendo una tetera de un estante- ¿té, café?
-No, gracias- respondió Peter y el resto también negamos, excepto Harry y Fedrick, ellos eran especiales. Nunca rechazarían nada de comer o de beber y menos cuando traía pastas de té o galletas.
-Nos afecta porque somos nosotros quienes lo fabricamos, queridos héroes, estáis en el único lugar de todo Miroga en el que se fabrica esta substancia- dijo la anciana caminando hacia nosotros.
-No se lo digas- dijo Ayna, metiéndose en la conversación- es un secreto de hadas.
-Ayna, querida, ellos son héroes, retírate y ve a descansar- le contestó- ¿qué necesitábais?
-Lo de héroes nos queda grande...- murmuró Libra.
-Venimos en busca de respuestas- dijo Harry con la boca llena de la napolitana que le sirvieron junto al té.
-Pues empezad a preguntar.
-¿Cómo frabricáis el humblo?- pregunta Theo desconcertado.
-En las chimeneas quemamos una madera única de este lugar y el humo que genera contiene esa substancia.Después de preguntar muchas cosas le pedimos permiso para caminar por la zona y nos contestó que no había ningún problema. Cada uno fue por su cuenta, Paul se quedó con Aura- el hada de pelo rojizo- en la cafetería, Saura y Theo fueron a dar un paseo, Lea y Paul fueron hasta un gran árbol de ramas retorcidas en el que dentro había una relojería cuyo relojero les había invitado a pasar, Peter se quedó con la anciana intercambiando vivencias e historias y hablando de libros y yo fui a observar hasta donde llevaba uno de los caminos. A mitad de camino encontré una cabaña, un local llamado Primicias, que según lo que me contaron, era la redacción de un periódico hádico con el mismo nombre. Más adelante, me senté en una seta enorme a comer un pastelito que allí me habían regalado y vi un Blokko, un animal verde agua parecido a un cubo con brazos y piernas.
Más adelante, construíndo sobre unas tablas de estabilidad dudosa hacia el abismo, estaba otro local llamado Boscontos. Abrí la puerta y me asombré.
-Siéntate donde quieras- dijo un chico delgado, cuyas alas elan tan grandes que casi rozaban el techo. Las mesas eran redondas y pequeñas, y te sentabas donde podías al rededor de un escenario circular, donde podías subir y contar tu propia historia. El chico que me había recibido fue el siguiente en actuar, y el final de su crítica social fue:
-...somos ingenuos, caprichosos e imbéciles. Ingenuos porque o no creemos en nada, o creemos en todo. Caprichosos porque lloramos cuando las cosas no salen bien y nunca aceptamos que no todo es como queremos. Imbéciles porque asumimos que somos el centro del universo, pero como todo universo también hay otros planetas.
E imbéciles también porque creemos que el mundo es fácil, que el amor es sencillo y que solo nosotros tenemos problemas, porque miramos lo nuestro y creemos estupideces sin ver a los demás, porque juzgamos por las pintas y apreciamos por el dinero, escuchamos una historia de ficción o romántica y creemos que todo es posible. Somos los únicos seres que se entristecen por las alegrías de los demás o que se alegran por sus lloros, los únicos capaces de matar por la paz. Somos tan ingenuos que pensamos que nadie nos quiere, lloramos por elloo y nunca vemos como nuestra familia se preocupa por nosotros, porque somos egoístas y que por más que nos hagamos daño siempre tropezamos en la misma piedra.
Sí, tenemos alas, pero no para llegar a la luna, sino para apreciar que desde las alturas el mundo es diferente y que no somos inmortales.- todos aplaudimos y me prometí a mí misma volver a aquel lugar, algún día...
Salimos del pueblo, que se llamaba Andalame, que también era el nombre de la anciana.
-Este ha sido uno de los días más raros e increíbles de mi vida- dijo Harry.
Caminamos varios quilómetros y escuchamos trotes de caballo. Ahí comenzaron los disparos, las flechas volaban por todas partes desde la distancia.
-¡Corred! ¡Satos!- gritó Lea. Corrimos por fuera de los caminos de tierra, casi podía ver los caballos. Peter y Paul se escondieron y Harry era el último. Corría veloz, pero eso no evitó que le diesen, y un grito espantoso surgió de él.________________________________________
Hasta a mí me ha entristecido escribir esta última parte. Lo siento, era necesario.
"Meto cuchillo saco tripa", como todo escritor ;-;
Att: Tanin <3
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El libro de Doragon. #EWA
ФэнтезиEra un día normal, como siempre, aburrido, por azares del destino fui a casa de mi abuela donde me entrego un gran libro: El libro de Doragon. Era solo un libro, común a la vista, sus misterios lo adornaban y muy antiguo parecía. Un polvillo lo...