Libra
El laberinto no era tan malo como pensamos que sería, pero había muchos muros confusos. A veces no existían y aunque parecían estar ahí podías atravesarlos como un hueco en la pared, luego, también había otros que parecía ser un lugar por el que pasar y terminabas dándote de bruces contra una pared invisible. También había cruces extraños que no llevaban a ninguna parte y a pesar de tener un mapa casi no avanzábamos.
Los muros eran arbustos grandes y densos cuyas hojas eran grisáceas y sin brillo, imposibles de atravesar y el camino era negruzco, llena de piedras que parecían de carbón.
Caminamos y caminamos, pero no íbamos a ninguna parte.Fedrick opinó que podría haberse estropeado el reloj, pero Peter lo negó. Propuse volver al inicio y así lo hicimos.
-Pero... ¿¡cómo no me di cuenta antes!?- dijo Fedrick sacando de uno de los amplios bolsillos de su uniforme sus gafas de detección de portales y objetos ocultos.- ¡Llevamos dos horas dando vueltas y ahí hay un portal!
-Por eso el mapa no lleva a ninguna parte...- dijo Peter- Tendremos que nadar.- comentó y Fedrick empezó a lamentarse y Lea se ofreció a ayudarle. Odiaba nadar, estar rodeado de agua de esa forma lo hacía sentir muy nervioso. De dos en dos nos fuimos tirando al lago y efectivamente, era un portal. Sujeté con fuerza las manos de Peter y nos lanzamos al agua. Abrí los ojos alterada y el agua sucia me escocía en los ojos, me había imaginado que saldríamos en otro sitio diferente, a la superficie, no en una gruta innundada por el agua en la que si no eras capaz de nadar lo suficientemente rápido y ágil te ahogabas. Las algas se nos enredaban en los pies. Buceábamos lo más rápido posible, hacia una luz que veíamos al final de la gruta. El oxígeno empezaba a escasear y tanto a Peter como a mi se nos notaba, empezábamos a nadar torpemente y las brazadas se volvían más lentas.
Tenía los ojos muy abiertos y los músculos muy tensos, me había soltado de la mano de Peter y había empezado a bucear aún más rápido. Los únicos que aún mantenían la calma y el oxígeno eran Lea, Saura y Peter, pero él empezaba a quedarse sin aire. Fedrick empezó a ahogarse y Lea fue en su auxilio, Paul se estaba esforzando más de la cuenta. Empecé a marearme y ya no veía a dónde tenía que ir. Peter empezó a tirar de mi, lo que hizo que él se cansara aún más. La salida parecía no llegar, parecía que aún estaba muy lejos y que nunca íbamos a llegar, cuando de repente de las aguas turbias percibí un movimiento a la vez que una extraña melodía, una corriente y entre las borrosas algas divisé un rostro conocido, el rostro de Ámbar, una de las princesas de Atlanta. Agarró a Peter con una mano y a mi con la otra y nadó con más velocidad que todos nosotros juntos. Lilain, otra de las sirenas, llevó a Paul y Saura y Marina a Leaila. En pocos segundos llegamos al otro lado de la gruta y por fin pude respirar. Misteriosamente, no nos habíamos mojado.
-Bienvenidos a Cuticai- dijo Ámbar.
-¿Ya?¿Y el laberinto?- preguntó Paul, después de toser unas cuantas veces .
-Sólo es para despistar.
Les dimos las gracias y se fueron, pero no antes de decirnos que habían sido enviadas por su rey, pero que no nos confiáramos. Salimos de la gruta, a través de un pequeño agujero en la pared. Estaba nublado y oscuro, y los árboles seguían siendo iguales a excepción de que las había algunas hojas y eran grisáceas. No había nada, sólo una esplanada de tierra gris y grava rodeada de árboles. Los árboles se movían lentamente pero antes de que nos diéramos cuenta nos habían acorralado. unas pequeñas enredaderas empezaron a crecer y sin darnos tiempo a reaccionar nos envolvieron las piernas y los brazos. "¿Qué está pasando?" dije, pero nadie me dio ninguna respuesta porque todos estaban tan confundidos como yo. Di un paso atrás y en el medio del claro, acompañada de una ráfaga apareció una chica de pelo grisáceo recogido en una trenza y unos ojos tan verdes como los de Peter. Parecía jóven, quizás mayor que Peter o Lea, que nos llevaban un año a los demás.
Su vestido rojo y blanco estaba rasgado y hecho jirones, iba descalza y sus labios eran de un rojo tan oscuro como la sangre seca y llevaba un cuchillo en la mano.
-Mira a quién tenemos aquí... - dijo acompañada de una horripilante risa. Un ser extraño, mitad humano mitad cuervo asentía y se reía de todo lo que ella decía- Un traidor.
Sonrió de forma sádica y se acercó a Peter.
-No le hagas daño- supliqué.
-¿A un traidor? ¿A un mentiroso? ¿A un hermano que deja sola a su hermana en un reino cruel y despiadado? ¿Crees que no debo hacerle daño?- dijo mirándonos fríamente. Se rió una vez más ante nuestra cara de incredulidad.- ¿No os lo ha contado? Qué pena. Digamos, a grandes rasgos que escaparon de Sateus en busca de una nueva vida y me abandonaron a mi suerte.
-¡Nunca te abandonamos!- gritó Peter con las lágrimas brotando de sus ojos y destellando rabia y dolor. Había guardado un secreto muy grande él solo y durante mucho tiempo.- Nunca quisiste venir, ¡nos amenazaste con delatarnos! Siempre preferiste llevar una espada en la mano que una sonrisa en la cara, ¡siempre preferiste matar antes que olvidar!
-Nosotros lo teníamos todo, un ejército, un hechizo inigualable. Teníamos el poder, la victoria en la punta de los dedos. Sabíamos no sentir culpa, teníamos claro quiénes lo merecían y quienes no, Peter.- dejó de sonreir y se dirigió hacia él sacando su cuchillo- Pero todo se echó a perder por culpa de traidores como tú. Nunca pensé que traicionarías a tu gente.- alzó el cuchillo en el aire y se convirtió en una espada- ¡Nunca pude imagiarme que el niño que había protegido toda mi vida me pudiese traicionar!
En mi mente todos los sonidos se difuminaron, todas las voces y el grito de angustia que surgió de Peter cuando aquella espada brillante se tiñó de sangre al atravesar su vientre era lo único que podía escuchar. Sólo veía el sufrimiento en sus lágrimas y en su cara, que cada vez se volvía más pálida. No veía a los demás gritar o llorar, ni a mi misma, solo podía ver como Peter sufría ante la crueldad de su hermana. Las siguientes parabras que escuché cuando todo dejó de estar difuminado fueron las mías:
-No tienes corazón.- y lo que ella respondió tan solo fue una risa diabólica y un "tal vez" y Peter, sacando una fuerza que empezaban a desvanecerse susurró una vez más "preferías matar a olvidar". El hombre-cuervo se rió una vez más y desaparecieron con una ráfaga de viento gélido. Las enredaderas nos soltaron y corrí hacia Peter.
-No me dejes- supliqué, aunque sabía que era inevitale-, por favor Peter, quédate conmigo.
-Escúchame... eres alguien fascinante Libra, eres más fuerte de lo que crees- murmuró y empezó a toser-, debes seguir adelante, debes llegar al final de todo sin mirar atrás y nunca dejes de luchar...
-Eres muy valiente Peter, siempre lo has sido- dije entre lantos- Eres
mi héroe.- pegué mis labios a los suyos por última vez. Estaban salados por las lágrimas y temblorosos por el frío.Los árboles se rompieron de repente por un enorme lobo albino. Era aquel chico, el hombre lobo al que se había enfrentado Peter.
-Apurad, no queda mucho tiempo- dijo insinuando que nos subiéramos a su lomo.
-¿Por qué nos ayudas ahora?- preguntó Saura con los ojos llorosos.
-Éramos viejos amigos- dijo y posó su mirada en Peter y la sangre que fluía desde la herida que había en su vientre. Fedrick y Lea me alejaron de su cadáver y no hacían caso de mis súplicas. Estaba muerto, Peter había muerto delante de nuestros ojos. Me obligaron a subirme al lomo de Ethan y me sujeté a los hombros de Lea. Las sirenas me habían dado esperanza, ilusión y Melody me la acababa de arrebatar de un solo golpe.
Miré hacia atrás y susurré un Te quiero, pero él no pudo responderme, tan solo me alejé viendo como su mano sujetaba una flor entre las manos. Una margarita, que aunque no fuese la más bonita, sí era la flor más fuerte de todas.
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Me ha dolido hasta a mi haberlo matado, en serio. Espero que os esté gustando y tengo una pequeña duda; ¿creéis que esta historia es una copia barata de Harry Potter?
Y si esto es cierto, tan soo espero que por lo menos sirva para pasar el rato.
Att: Tanin <3
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El libro de Doragon. #EWA
FantastikEra un día normal, como siempre, aburrido, por azares del destino fui a casa de mi abuela donde me entrego un gran libro: El libro de Doragon. Era solo un libro, común a la vista, sus misterios lo adornaban y muy antiguo parecía. Un polvillo lo...