20-Efecto Mariposa

5K 550 159
                                    

#FelizNavidadPrimores

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

#FelizNavidadPrimores

#ImpulsividadNivelSiles

#UnaDemostración

Capítulo 20. Efecto Mariposa. 

Idiota. Imbécil. Hijo de puta. Subnormal. Besugo. Cabeza hueca. Cenutrio. Cretino. Energúmeno. Lerdo. Mendrugo. Maldito mamarracho. Valiente papanatas. Deslenguado patán. Sabandija asquerosa. Estúpido yanqui podrido por la testosterona.

¡Hunter James era un gilipollas!

Hundí la cabeza en la almohada ahogando un grito de indignación. Eran las tres y cuarenta y cinco minutos de la noche y el insomnio había hecho mella en mis inútiles intentos por conciliar el sueño.

Y todo por culpa de mi asqueroso vecino que me había dejado con las palabras en la boca, yéndose sin ninguna explicación y abandonando el experimento

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Y todo por culpa de mi asqueroso vecino que me había dejado con las palabras en la boca, yéndose sin ninguna explicación y abandonando el experimento.

Demonios, odiaba que algo quedara inconcluso.

Era superior a mis fuerzas. Me crispaban ese tipo de situaciones.

Además, no lo comprendía.

Si de normal me era difícil saber con certeza las intenciones o sentimientos de seres ajenos, Hunter no hacía nada para facilitarlo.

Eso no iba a quedar así.

Refunfuñando me incorporé, decidiendo poner fin a mis problemas de una vez.

Procurando ser lo más silenciosa posible recogí la sudadera granate tirada por el suelo y me recogí el cabello en una floja coleta. Con cuidado de no ser descubierta gateé hasta alcanzar las relucientes All Stars confinadas bajo mi cama.

Cogí el cuaderno y aferré con los dientes un bolígrafo. De puntillas me aventuré hacia mi ventana y la abrí con suma precaución echando cautelosas miradas a la puerta semiabierta de mi habitación, casi esperando ver aparecer a mi madre con expresión huraña.

Pero nada de eso pasó.

Me escabullí por la ventana, posando los pies en el alfeizar y evaluando la situación a la que me enfrentaba. Entre mi ventana y la de Hunter habría cerca de cinco metros de distancia, salvados casi en su mayoría por el oscilante tejado. Aunque había un hueco considerable entre ambos, dejando una caída de tres metros veinticinco que me pulverizaría los tobillos.

¡Maldito Karma! [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora