37- El teorema de los celos.

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#NoALaViolenciaVirtualContraUnaEscritoraDeExámenes.

#Swequi.

#MalditoKarma

#PrimIsBack.

#POVHunter.

Capítulo 37: El teorema de los celos.

Estaba a punto de entrar en taquicardia. El corazón me galopaba dentro del pecho a unas velocidades poco normales. Tan fuerte y seco que temía ser descubierto.

Solo podía vislumbrar los bordes de la sábana que tapaban la ridícula cama en la que trataba de ocultarme. La mi altura resultaba un inconveniente para un plan tan absurdo y poco coherente.

Aguanté la respiración cuando la puerta se abrió y pude ver los pies desnudos de Alba a escasos centímetros de mí.

Segundos después los zapatos del señor Siles que entró sin titubeos en la habitación.

—¡Buenos días, cielo! — Saludó con serenidad— ¿hoy te has levantado pronto?

Alba se incorporó de la cama, vi como avanzaba a su progenitor aportándome cada vez una visión mayor de sus largas piernas bronceadas hasta un poco por encima de la rodilla. Presioné los labios, tratando de concentrarme en permanecer quieto.

Tratando de no pensar la sensación de despertar con el cálido cuerpo de la chica presionado en su totalidad contra el mío. De la desesperante sesión de besos que había disfrutado como esa noche, como parte de un sueño que no parecía real.

Si continuaba pensando en la suavidad de sus labios presionados contra mí y la impresión de su piel contra mi tacto me sería imposible mantener la totalidad de mi anatomía calmada.

—En realidad —Alba se columpió sobre los empeines— he estado toda la noche trabajando y acababa de dormirme, pero no habré alcanzado la fase rem y me has despertado.

Hablaba calmada con total convencimiento en sus palabras.

—¿Trabajas en el proyecto?— inquirió su padre apoyándose en el marco de la puerta.

—Por supuesto —respondí ella sin titubear— es un proyecto muy importante... el más importante que he realizado en mis diecisiete tortuosos años de vida, es normal que le dedique horas de mi tiempo, ¿no? E incluso que me prive de horas de sueño. Ya sabes como soy, cuando algo se me mete entre ceja y ceja no hay nada capaz de frenarme.

Tras una conversación que no terminé de comprender entre Alba y su padre este se marchó de la habitación. Aguardé, tenso, en mi escondite sin saber si era buena salir de ahí.

Y de todas manera resultaría un problema dicha acción, teniendo en cuenta las dimensiones en las que me encontraba.

Los pies de Alba se detuvieron en mi dirección. En acto seguido las rodillas y en apenas unos segundos tenía sus curiosos ojos pardos, chispeantes, enfocados en mí.

—Sal de ahí —ordenó en un susurro tenso— pero sin hacer ruido, mi padre sospecha algo, estoy convencida.

Y sin más desapareció de mi campo de visión.

Intentando seguir a rajatabla su advertencia de no hacer el más mínimo ruido me deslicé con esfuerzo por el suelo hasta quedar en libertad. Respiré profundamente, llenado el pecho de aire limpio y no enrarecido como el que orbitaba entorno a la cama.

¡Maldito Karma! [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora