#SábadoConKarma
#NoMeMatéis
#Colapso
Capítulo 33. Caído en picado.
Estaba perdida.
Esa idea se metamorfoseó tan deprisa y precipitadamente en mi mente que dudé de su validez. Pero, no obstante, estaba claro.
Una parte masoquista y retorcida de mí se encargó de restregármelo gustosamente por la cara, despedazado lo poco de orgullo que me quedaba sin corromper.
Mi pecho se infló con aquellas dos simples y palabras y toda la frialdad con la que había planeado rechazarlo se derritió tan rápido que cualquiera podría decir que nunca existió.
Supongo que era una pregunta retórica abierta a un fracaso que nunca llegó.
No al menos de mi colapsada parte que luchaba contra la nueva información.
Apenas sentí el roce de sus labios contra mi boca y toda pizca de aliento huyó de mis pulmones, el destino me jugó una nueva jugarreta de muy mal gusto.
El revelador crujido de la puerta me dio un débil margen que mis reflejos tuvieron que exprimir al máximo. La adrenalina residual de mis venas colaboró a la hazaña que terminó en desgracia.
Conseguí, desde mi posición, arrastrarme debajo de la cama, pero dándome en el proceso un desagradable golpe en la frente.
Maldije entre dientes viendo los calcetines oscuros de la persona que había irrumpido en la habitación.
Hunter que aún seguía tumbado en el suelo echó la cabeza hacia atrás, evitando cuidadosamente mirarme y descubrir mi escondite.
—¿Qué...qué ocurre? —jadeó.
Quise asfixiarlo por su falta de control y disimulo. Se incorporó precipitadamente del suelo, carraspeando e intentando enmendar su error.
Casi pude imaginarme la expresión de sorpresa del señor James antes las más que evidentes rarezas de su único hijo.
—¿Hunter?
El idiota yanqui corrompido por la testosterona solo acertó a balbucear frases inconexas mezclado el inglés y el castellano en una actitud harto sospechosa.
Me mordisqueé los labios, intentando ralentizar mi respiración para no ser pillada in fraganti por segunda vez por el buen hombre que puso el esperma que desencadenó en mi problema.
No quería que la noticia de mi locura volase tan pronto fuera de mi alcance.
¡Di que te estabas pajeando o algo, estúpido!
Tan siquiera sé como sucedió pero la idiotez de Hunter consiguió agotar a su padre, quien terminó yéndose renegando en silencio.
Cuando la puerta se cerró pude ver los precipitados pasos del estadounidense hasta la misma.
Bravo, Hunter, echar el seguro no es nada sospechoso en esta situación.
El gruñido que llevaba conteniendo durante la absurda situación padre e hijo escapó de mí sin pleno control, mientras me arrastraba fuera de mi escondrijo.
—Eres imbécil —me lamenté alisándome el cabello con los dedos y difamando una mirada rabiosa.
Hunter quien no había apartado sus ojos azules de mí, sonrió burlón.
Arqueé las cejas ante su vasta arrogancia.
—¿Qué? —Grazné entre susurros.
De un amplio paso Hunter quebró la mayor parte de la distancia que nos separaba. Como si mi cuerpo tuviera vida propia, independiente a mi cerebro, una incipiente dosis de hormonas poco saludables recorrieron mi sistema.
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¡Maldito Karma! [✓]
Teen Fiction"Hay probabilidad de que ocurran cosas inesperadas en cada segundo de nuestra frágil existencia" Alba Siles no es una chica dada a creer en algo tan ambiguo e intangible como el karma o el destino. Prefiere pensar que todo se rige por números, por...