21-¡Mayday!¡Mayday!

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#HastaSiempreLeia

#MalditoKarma

#SinCorregir


Capítulo 21.¡Mayday!¡Mayday!

Ahora es cuando destrozo vuestras ilusiones diciendo que todo fue un mero producto de mi imaginación. Que realmente se trataba de una horripilante pesadilla porque jamás me había llegado a levantar de la cama y me había dormido envenenada por mis pensamientos.

Que abrí los ojos y me golpeé la cabeza por semejantes pensamientos.

Y vosotros, al unísono expiráis un estrepitoso aw de decepción.

No obstante, mi auto intento de engañarme resultó embarazosamente pobre. No podía negar lo evidente y en el momento en el que mi boca entró en contacto con los labios de Hunter no supe como demonios durante una décima de segundo podría haberme parecido un método apropiado.

Me quedé confundida y bloqueada, sin saber que intención había desencadenado los hechos.

Fue un gesto brusco y seco que impactó contra los labios tensos de Hunter.

Bueno, era hora de retirarse por donde había venido.

Aumenté mi presión contra los hombros del estadounidense impulsándome para apartarme con la mayor rapidez posible cuando me retuvo.

¿Cómo me retuvo?

Una de sus manos se perdió en mi espalda, presionando en ella y atrayéndome más hacia sí mientras, paralelamente su boca despertó de su repentino letargo y sin prisas aparentes recuperó lo que de forma tan precipitada había iniciado.

Su otra mano libre no tardó en hacerse presente en mi cabello, tirando de la floja coleta que llevaba y provocando que mi melena quedara libre. Hundió los dedos en ella y comenzó a juguetear de una forma tan cariñosa que contrastaba con la crudeza con la que tiraba de mis labios.

¡Mayday!¡Mayday!

Las hormonas se desparramaron por mi torrente sanguíneo produciendo estragos ahí por donde pasaban y evitando que mi juicio pudiera dar más de sí.

Había muchas cosas que no encajaban en lo que se estaba aconteciendo.

La postura en sí era realmente incómoda, las palmas me picaban y los brazos me pesaban. Estábamos en la habitación del chico en plena madrugada con el riesgo de ser pillados y dar explicaciones que ni yo misma me creería.

Y, ¡por las barbas de Galileo! ¡Era Hunter James! El torpe sujeto de mi experimento alias yanqui corrompido por la testosterona.

Daba igual todo lo que pensara, mi cuerpo se había vuelto un ser egoísta e independiente que se dedicaba a disfrutar de los calambres que le provocaba el beso ignorando el encolerizado rumbo del cerebro.

Hunter atrapó mi labio inferior entre los suyos, tirando de él para colarse sin ningún tipo de pudor en el interior de mi boca, profundizando aún más en el beso. Arañé sus hombros exhalando por la nariz entre los intervalos que se separaba para conseguir una nueva tanda de aire.

Era imposible detenerme, como si cada uno de los átomos que componían nuestros cuerpos se vieran atraídos por una irresistible fuerza magnética.

La suerte quiso que los inquietos dedos de Hunter que continuaban hurgando entre mis cabellos presionaran la herida que me había abierto esa misma mañana. Un calambre de dolor me devolvió a la realidad.

¡Maldito Karma! [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora