#CuandoJuzgamos
Lean al final. Vale aclarar que todos los temas tratados en esta historia son totalmente serios, no son un chiste, por desgracia suceden.
Es acerca de todo lo que ocultamos... ¿Alguna vez alguien sabrá lo que no digo, lo que veo y lo que oculto?
Estaba acostumbrada que las personas hablaran de mi.
Había sido así desde hace mucho tiempo y actualmente no había día en el que yo no era tema de conversación.
Me gustaba o no, lo hacían. Que hablaran de ti era una consecuencia de ser popular de la que no podías escapar. Había personas que lo disfrutaban, las hacía sentirse importantes, superior a los demás, yo por el contrario, lo detestaba aunque nunca lo dije.
Podía escuchar lo que decían de mi cada vez que caminaba por el pasillo, cada vez que entraba al baño o a un salón, los murmullos de los demás me seguían por toda la escuela y yo era experta en fingir que no los escuchaba, en pretender que era lo suficientemente importante como para ni siquiera darme cuenta que hablaban, pero siempre los oía.
Era curioso como cuando una persona se vuelve algo reconocida, los demás piensan que tienen un pase directo a hablar de ellos, o criticarlos. Se quejaban de la gente popular cuando fueron ellos los que los pusieron en ese lugar en primer lugar. Nadie nacía con un documento que decía que debía ser popular, las personas eran las que hacían a otra popular cuando hablaban o la señalaban con el dedo.
En cuanto a lo que comentaban de mi, era pura basura. Rumores que comenzaban el lunes por la mañana y se extendían como piojos en jardín de infantes, para el fin de la semana todos tenían alguna nueva historia que contar sobre mi, algo que compartir en la fiesta de la noche o en la pijamada del sábado, algo que criticar todo el fin de semana y luego ser olvidado el lunes en la mañana y comenzar el ciclo otra vez.
Por supuesto, nadie se molestaba en saber si todo los rumores eran verdad, en saber si era cierto que me había acostado con cinco chicos en una noche o si en serio había robado un auto de una concesionaria. Es que si lo hacían se quedarían sin temas de conversación y eso no podía pasar. Todos opinaban de mi vida cuando ni siquiera tenían una.
Era penoso, tanto para ellos como para mi, pero al parecer no podía quejarme, porque eso es lo que conlleva la popularidad.
Diablos ¿desde cuando ser popular significaba que no tenias sentimientos?
Se que todos me odian, me tratan como si fuera la reina pero en sus ojos puedo ver sus verdaderas emociones. Aquellas que se hacen llamar mis amigas me quitarían esa corona especial que al parecer tengo si tuvieran oportunidad, y todos los que hablan de mi en los pasillos, quieren verme caer del pedestal. Pero finjo que no se nada de esto, pongo una sonrisa en mi cara y uso una actitud arrogante, porque era lo que todos esperaban.
La escuela era un circo y yo era la atracción principal.
Tiempo de volver al salón 224.
- Ahora quiero que me digan lo que piensan del resto. - Dijo Brunner.
Oh esto no iba a terminar bien.
- Debe estar bromeando. - Negó Thalia con la cabeza.
- Si, esto podría provocar una guerra. - Acordó Leo
- Depende de ustedes y lo que digan. - Brunner le contestó. - Ahora ¿Algun voluntario para que el resto diga su opinión sobre él o ella.
Típicamente nadie se ofreció. Era como lanzarse a la boca del león supongo, pero yo ya estaba adentro y tenía curiosidad sobre lo que podían decir sobre mi estando yo frente a ellos, algo que nadie se atrevía a hacer.

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Hacerte Cambiar
FanfictionAnnabeth se exige demasiado Jason quiere verse perfecto cuando todo se destruye Thalia es violenta Frank es inseguro Hazel está abandonada Leo se siente solo Nico no quiere admitir quien es Piper es una porrista con problemas alimenticios Percy está...