V - Hazel

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#CuandoLoQueriamosDiferente

¿El miedo o la sensación de soledad? ¿Cual de los dos lastimaba más? ¿Tu lo saber?


No quería estar allí. Quería volverme invisible, desaparecer o escapar, cualquier cosa menos estar en ese salón. Pero el señor Brunner lo había ordenado y no podía decirle que no a un profesor.

Tal vez lo que no me entusiasmaba era que ellos estuvieran allí también. Si, definitivamente era eso. Por ellos me refiero a los otros ocho chicos que el profesor de historia había traído después de clases al aula 224 ese jueves por la tarde.

Sabía el nombre de alguno de ellos y creo haber visto a otros por los pasillos de la escuela pero no conozco más que rumores, nunca he hablado con ninguno de ellos, ninguno se acercaría a darme plática y yo no podría hacerlo jamás.

Era mi primer año en la escuela luego de que me mudé de ciudad con mi madre y había intentado hacer amigo pero lo único que hasta ahora había conseguido habían sido burlas y que se rieran de mi, con suerte ser ignorada. Y todo esto de parte de los chicos con mi misma edad, no quería imaginarme lo que harían los mayores.

Pero aquí estaba entre ellos, chicos mayores, algunos extremadamente populares cosa que no hacía nada mejor. Así que decidí no llamar la atención y no hablar mucho y gracias al escándalo de Piper no estuve mucho rato ahí dentro.

Brunner dijo que teníamos que volver la próxima semana, personalmente, no lo esperaba con ansias, creo que el resto tampoco.


Vivo en un vecindario a unas cuadras detrás de la escuela. Realmente no es el mejor, ni por la gente ni por la arquitectura. Es bastante impresionante como todo puede cambiar en una sola calle. Por un lado, casas bien pintadas con un lindo jardín y un auto relativamente nuevo en la entrada o en garaje, y del otro lado algunas casas abandonadas con maderas en las ventanas y puertas, cada una adornada con grafitos nada artísticos y basura en la acera.

Mi casa es pequeña, justa para dos personas y sin espacio para más. Electrodomésticos viejos y casi sin funcionar, sillas baratas de mala calidad y un olor que solo puedo describir como desagradable. Hogar, dulce hogar. O no.


Siempre me cuesta abrir la puerta, la madera está hinchada, y siempre hace ese sonido me que me molesta en los oídos. Recorro el lugar con mi vista y noto que mi madre aun no está pero ha dejado su rastro antes de irse. Envoltorios de comida rápida están esparcidos por la mesa y el piso, hay una mancha de origen desconocido que no estaba esta mañana y un vaso de plástico esta volcado en una de las sillas.

Muchos adolescentes de mi edad lo dejarían como está y esperarían a que su madre/padre regrese y ordenen el desastre, pero yo no soy como ellos y mi madre no ordenará el desastre cuando ella es uno.

Luego de limpiar me dirijo a mi cuarto y me recuesto boca arriba en mi viejo y desgastado colchón y miro el techo con manchas de humedad para ponerme en los acontecimientos de hoy. Un día extraño sin duda.

No se cuando mi madre volverá, antes era predecible pero con el tiempo se ha vuelto peor y ya no se que pueda o deba esperar. Una parte de mi espera que no vuelva, quiere estar sola porque es mejor que estar con mala compañía, pero la otra parte se siente mal de pensar así, que es mi madre y debería importarme y quererla tal y como es. ¿Cual parte tiene razón?


A las 11 de la noche cuando mis ojos ya se estaban cerrando y mi mente pedía dormir, escuché el empujón de alguien contra la puerta. Ella estaba aquí. No la vi, no tenía deseos de ver como se encontraba, pero si que escuché cada uno de sus gritos.

Hacerte CambiarDonde viven las historias. Descúbrelo ahora