#CuandoHicimosDemasiadasPreguntas (O no las suficientes)
¿Qué es lo que escondes?
La escuela parecía diferente cuando estaba vacía, cuando la mayoría de los estudiantes se habían ido a sus casas y el estacionamiento estaba casi no tenía ni un auto. Las luces fluorescentes que siempre iluminaban el pasillo estaban apagadas y el silencio tan fuera de lugar que reinaba, daban una extraña sensación de soledad. También era algo aterrador.
Mientras caminaba hacia en aula 224, sentía que estaba dentro de una película de terror y que en cualquier momento un cuerpo poseído iba a atacarme; aunque en realidad lo único que podía provocarme un ataque al corazón en ese momento era el entrenador Hedge y su bate de béisbol que para ese entonces, debían estar en el campo de fútbol.
Ese jueves, había sido el último en llegar al salón de clases si no contábamos al profesor Brunner. Al abrir la puerta, esta hizo un chirrido infernal que hasta la luna podría haber escuchado, poniendo ocho pares de ojos en mi, lo que me puso nervioso. No me gustaba que se me quedaran mirando por lo que me apuré en sentarme en el pupitre más cercano. Hazel me dio una pequeña sonrisa.
Valdez, como usualmente, estaba sentado al lado de la ventana y miraba al cielo como si esperara que un dragón dorado apareciera a rescatarlo de pasar más tiempo en la escuela. En una mano, sujetaba un boligrafo que golpeaba contra su pierna una y otra y otra vez en un ritmo rápido y constante. Detrás, Jason estaba recostado en el respaldo de su silla (una postura que totalmente esperaba de Percy, pero nunca de él) con sus ojos enfocados solo en Piper, quien no parecía darse cuenta de que estaba siendo observada.
Ella estaba en diagonal al rubio, con sus codos apoyados en el pequeño escritorio y su cabeza entre sus manos. No se veía como su mejor versión, más bien lucía agotada. Su largo pelo cubría los costados de su rostro, no llevaba su uniforme de animadora ni nada tan extravagante, sino que era bastante simple: jeans azules, botas marrones y un abrigo del mismo color. Sin embargo, aun con la chaqueta puesta, sus hombros temblaban de frío. La cara de Jason estaba teñida de preocupación mientras veía como ella se hacía cada vez más pequeña e intentaba tomar una siesta usando sus brazos como almohada.
Percy se encontraba adelante de ella, con Annabeth a su lado. Ella tenía toda su atención puesta en un libro de texto y leía con una voz tan baja que no podía escuchar, pero de todas formas podía ver sus labios moverse.
- Realmente te gusta ese libro, ¿No? - Percy le dijo. - No has parado de leerlo ni un segundo en los últimos diez minutos.
- Estoy estudiando - le respondió sin mirarlo.
- ¿Y no puedes hacerlo después? - frunció el ceño. - Es como si nunca pararas.
- Bueno, no tengo tiempo para detenerme - su vista seguía pegada a las palabras. - Tengo clases de violín luego.
No me había dado cuenta antes, pero su instrumento estaba en el piso junto a su pierna derecha.
- Realmente no entiendo como lo haces - Percy continuó. - Mi cabeza explotaría con tantas actividades. Igual, creo que deberías relajarte.
Ella finalmente lo miró. Sus manos sujetando los costados del libro con fuerza.
- Ya te lo dije, - su tono de voz era calmado pero aterrador. - No tengo tiempo para perder.
Percy le sostuvo la mirada por unos cuantos. Una pequeña sonrisa de suficiencia comenzó a formarse en su cara.
- Eso ya lo veremos.
Annabeth estaba a punto de contestarle pero un ruido la distrajo. Thalia estaba en el escritorio donde iba el profesor abriendo cada uno de los cajones.

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Hacerte Cambiar
FanficAnnabeth se exige demasiado Jason quiere verse perfecto cuando todo se destruye Thalia es violenta Frank es inseguro Hazel está abandonada Leo se siente solo Nico no quiere admitir quien es Piper es una porrista con problemas alimenticios Percy está...