Santuario

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-¿Tio Negan?- pronunció y la barbilla comenzó a temblarle.

El hombre asintió con los ojos cristalizados y en menos de un segundo ya se habían fundido en un gran abrazo.

-Yo...Yo pensé...Pensé que...

-Ya estoy aquí, Carl. Tranquilo, ya no importa. Te tengo- murmuró acariciando el cabello de su sobrino.

No podía estar mejor en ese momento. Feliz y aliviado. ¡Tenia a su tío de vuelta!

Negan era el hermano mayor de su mamá, Lori. El era como su segundo padre, siempre pendiente de el e inclusive podría decirse más que Rick. Cada vez que su madre y Rick tenían una pelea, el llamaba a su Tío y se quedaba en su casa hasta que todo se arreglaba.

Negan, luego de la muerte de su esposa Mary, decayó. Pero su sobrino estaba siempre para el, con sus sonrisas infantiles y esos ojitos cariñosos que lo hacian olvidar por un tiempo el dolor.

Negan y un grupo de los salvadores  se encontraban de expedicion, hasta que el estruendo de una explosión hizo que fueran a revisar el lugar.

Al líder por poco y le da algo al ver a su sobrino ser mordido. Lo había encontrado y perdido al mismo tiempo. No lo soporto, pero si tendría que dispararle, lo haría el. No permitiría que se convierta en un caminante.

-¿Donde estamos?- pregunto el castaño, mirando con cuidado la habitación. Parecía un perrito perdido.

-Estamos en el Santuario, es seguro- le sonrio.

(Negan no es tan malo como en la serie y el Santuario es como Alexandria pero mucho más grande  y no tan lujoso, pero lindo)

-¿Quieres contarme que sucedió?- pregunto su Tío con la mirada preocupada. Los cortes, las cicatrices y las ojeras no pasaban de largo, apenas le dejaron dormir pensado en lo que su sobrino paso- ¿O por que dijiste antes que no debí salvarte? Puedes contarme Carl, ya todo está bien. ¿Si? Te lo prometo.

Al ojiazul se le llenaron lo ojos de lágrimas y negó con la cabeza, agachandola. Todo le abofeteó la cara con fuerza, recordando todo lo que había quedado atrás por unos segundos.

-Fue horrible- murmuró con la voz rota y la mandíbula apretada.

-¿Lo que, Carl? ¿Que fue horrible?- le pregunto con preocupación, sintiendo su corazón aumentar el ritmo.

-Todo- murmuró.

Entonces hablo. Se desahogo como lo había hecho con Lexi, le contó todo. Desde la muerte de su madre, hasta la mordida.

El pelinegro lo escuchaba atento, ocultando lo horrorizado que estaba. La rabia y el asco que tenía hacia todas aquellas personas que le habían hecho daño a su sobrino.

Lo abrazo. Con todas sus fuerzas lo abrazo desmostrandole que ahora ya no está solo, y que el lo protegería de todo y de todos. Que le quería, y si alguien quería lastimarlo tendría que pasar sobre el.

/Cicatrices/ C.GDonde viven las historias. Descúbrelo ahora