7| Hora de conocerlos ✓

2.7K 181 16
                                    

-Imagine que dormiria con Ginny -dije tomando asiento en la cama de Ron.

Mi hermano había comenzado a desempacar mis cosas sin mi permiso, tomaba confianza muy rápido, pero la emoción del momento no me permitió molestarme por el hecho de que estaba tocando mis figurillas de una forma bastante tosca.

-Bueno, si quieres le puedes pedir a mamá un cambio -me respondió tomando asiento a mi lado.

Sus ojos analizaban cada centímetro de mi rostro, lo que me había resultado bastante incómodo. Desvíe la mirada pero al sentir que aún era observada con detalle me permití hacer lo mismo con él, era como verme a mi convertida en hombre, éramos dos gotas de agua. Aunque claro que no éramos idénticos, habia notado que él tenía menos pecas que yo y que además sus ojos eran más verdes que los míos, sus pestañas más largas y sus labios más finos.

-Siempre quise saber como era tener una gemela -exclamo Ron sonriente-. Es genial, Catherine -soltó y sin poder contenerme más lo abrace con fuerza.

-¿Los gemelos... duermen en la misma habitación? -pregunte rompiendo el abrazo. Ron se alejo de mí y rasco su barbilla.

-Bueno, Fred y George comparten la habitación -me respondió mirando de nuevo la caja que tenía a su lado-. ¿Todas son tuyas?

-Sí, aunque creo que algunas se han roto, las deje caer por accidente al llegar -dije con tristeza levantándome de la cama y sacando mis cosas-. Se me hacen muy lindas.

Saque una de mis favoritas y se la mostré a Ron, él la miro con detenimiento. Se trataba de una mujer pequeña que llevaba un lindo vestido y tomaba un paraguas, su cabello ondulado caía sobre sus hombros y sus guantes blancos me hacían imaginar que se trataba de una princesa.

-Vaya -susurro dejando a la figura de lado.

Volví a meter la figura con cuidado y tome asiento al lado de Ron. Lo cierto era que me apenaba comenzar a invadir su espacio, tal vez no le gustaría tener todas mis cosas junto a mi colección en su cuarto.

Me disponía a decir algo cuando la puerta se abrió, de ella salió Ginny con timidez. Ella y yo no éramos muy diferentes, se notaba a leguas que era mi hermana, de no ser por la ausencia de pecas en sus mejillas seríamos iguales, no tanto como Ron y yo, claro está.

-Catherine, mamá dice que puedes dormir conmigo -habló al fin ella de manera gentil, Ron la miro inexpresivo-. Cree que será más comodo.

Dicho esto Ginny me ayudó a cargar con la caja y me guío a su cuarto. Ron no hizo nada por mantenerme en su cuarto, tal vez también le parecío buena idea.

-¿Que hay aquí adentro? -prugunto Ginny con curiosidad. Habíamos dejado la caja sobre su cama y ambas estábamos frente a ella.

-Oh, bueno... mi colección de figurillas de porcelana -respondí sacando dos, la que le había mostrado con anterioridad a Ron y una más de un payaso que andaba en bicicleta riendo.

-Son hermosas -susurro Ginny admirando las figuras-. Las podemos acomodar en la mesita de noche, hay una puerta ahí -asentí sonriendo conteniendo las ganas de abrazarla.

-Pueden ser de las dos, alguien deberá cuidarlas cuando entre a Hogwarts -los ojos de Ginny se iluminaron y de inmediato sonrió de oreja a oreja saltando para abrazarme, gustosa correspondí al abrazo.

-Uh y también tengo un espacio para tus cosas como tu ropa -me dijo ella dando media vuelta y encaminandose al ropero que daba cara a la cama de Ginny.

Se arrodilló y abrió uno de los cajones, saco un par de prendas y las acomodo en otro lado, despues se giro y me miro sonriente. Descolgue la mochila de mis hombros y fui a donde ella, ambas pasamos el resto del día conociendonos y acomodando mis cosas, tener una hermana era sensacional.

Las horas con Ginny pasaban volando casi tan rápido como había sucedido con Harry, sin embargo no se podía comparar en nada con lo que sucedió con Potter, la cercanía surgió de la nada y la timidez se esfumó en cuestión de segundos.

No lograba entender porque Ginny se mostraba tan tímida, despues de todo somos hermanas.

-¿Te puedo hacer dos preguntas? -me pregunto finalmente. Ambas habíamos acado de desempacar y nos habíamos tirado en la cama.

-Claro -respondí acomodandome en su cama.

-¿Es... es cierto lo de la maldición? -interrogo con curiosidad y más timidez que con la que habíamos iniciado. Me quedé mirando el techo estática, claro que era cierto todo, aunque una parte de mi no lo quería ver.

-Sí -respondí con amargura-. La última vez que espie a mi tutora descubrí una nueva teoría que me dejó los pelos punta -le dije con confianza girandome para darle la cara-. Son especulaciones que hace junto al Ministerio, ni siquiera saben si es cierto pero yo creo que sí.

-¿Que cosa? -pregunto de nuevo intrigada-. He escuchado hablar a nuestros padres del tema, nada importante -aprete los labios y desvíe la mirada-. Muchos en el mundo mágico sabe de la maldición, o al menos de su existencia.

-Bueno, lo que descubrí tal vez sea cierto. Sara hablaba del control que Harry podría tomar sobre mí, también sobre el que podría tomar quien tu sabes sí es que me llega a encontrar -le dije recordando ese día, habia aguardado detras del refrigerador y espere a que Sara se pusiera a escribir sus cartas, solía leerlas en voz alta-. Tengo miedo -admití. Ginny forzó una amarga sonrisa y acarició mi hombro-. ¿Sabes algo de esa profecía? La de... bueno, tu sabes.

-Por supuesto, mamá y papá la estuvieron analizando por meses -me respondió apartando su mano-. Creo que lo más obvio suele ser lo más aterrador.

Asentí apretando los labios e intente cambiar el tema. Así ambas seguimos hablando hasta el anochecer, mamá nos había llamado a comer, las cosas comenzaban a ser normales, eso sin contar que de vez en cuando alguno de mis hermanos me miraba con curiosidad, Percy no lo hizo, su forma de ser era más seca.

Lo mejor sucedío cuando papá llegó, se habia quedado de pie petrificado, soltó su maletín y sus lágrimas no tardaron en caer sobre sus mejillas, no espero más y me envolvío en sus brazos llenandome de besos. Jamás había sido tan feliz como lo había sido hasta hoy.

-¡Buenas noches! -grito mamá desde abajo.

Todos subiamos a nuestras respectivas habitaciones, Ron me dirigió una última mirada y me dedico una sonrisa de labios cerrados. Se la devolví con gusto y entre al cuarto de Ginny, ella ya estaba con su pijama al igual que yo, no nos costó mucho decidir en donde dormiria cada quien pues creímos que lo mejor sería dormir juntas.

Debo admitir que me costó pegar los ojos para descansar en brazos de Morfeo, era uno de mis principales problemas, mientras los demás roncaban yo seguía despierta, moviendome de un lado a otro buscando el lugar en el que me sintiera suficiente cómoda. Hasta qué finalmente y sin saber cómo me quede dormida.

Sobre un niño caerá la maldición
De la mano del Elegido deberá caminar
El señor tenebroso al madecido buscará pero este no cederá, la protección del elegido su único propósito siempre será.

Mi Unico Propósito (Harry Potter y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora