1| Ella es✔

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   —¿Está... está usted seguro? —la voz de Arthur pareció temblar y su respiración se acorto ante la noticia. Debió suponerlo, las cosas nunca duran bien por demasiado tiempo.

Su mujer, Molly Weasley había dado a luz hacia ya tres o cuatro meses a dos pequeños pelirrojos, un varón y una niña. En efecto el nacimiento representó un gran ajuste económico en la familia, sin embargo esto importo poco, no se podía comparar en nada a la gran alegría que invadía a la creciente familia. No obstante los niños habían nacido en mal tiempo, justo cuando las cosas no podían ir peor.

La noticia de el niño que sobrevivió se esparcía por el mundo mágico como pan caliente, muchos estaban realmente fascinados y otros aterrados por todos los chismes que venían acompañando de la mano a la famosa noticia, siendo la más destacada una de la cuál no se sabía mucho pero tan solo el nombre podía significar demasiado y no seria hasta que de la boca de algún chismoso se revelo el descubrimiento de diez Aurores altamente calificados para tomar cartas en el asunto.

   —Es por su bien Arthur, piensa en ella y en tu familia —expreso el viejo Auror que se encontraba frente al pelirrojo. Su estado era tan sereno que no parecía hablar de la maldición que había caído en uno de los dos pequeños Weasley.

     — Debe haber otra opción, ¡Me niego a entregarle uno de mis hijos a un perfecto desconocido! —espeto Arthur levantándose de la silla molesto, sus brazos se apoyaron en el escritorio del hombre y su gélida mirada hizo que el Auror diera un pequeño brinco.

   —Es la niña quien carga la maldición, recuérdelo Weasley, por ese motivo le pedí que viniera lo antes posible —fue sorprendente como la voz del hombre detrás del escritorio podía mantener la calma, esto de alguna manera molestaba a Arthur aunque supiera que no era culpa de él.

Arthur se dejo caer en la silla de madera y masajeo sus sienes, por más vueltas que le había dado al asunto seguía sin poder entender como semejante maldición pudo afectar a un ser tan puro e inocente, su pequeña Catherine. No lo podía creer, nada de eso podía tener una pizca de verdad, no para él. Cuando le mandaron hablar del Ministerio no habría imaginado que era para notificarle tal barbaridad, incluso había ido creyendo que se podía tratar de algo como un trabajo mal echo o algo así, pero dejo de creer eso cuando apareció ese hombre de aspecto sumamente cuidado y voz tan serena que lo irritaba.

   —Dos encargados irán por ella en un par de días, le sugiero que se prepare usted y su familia, es posible que no vuelva a ver a la niña —esa fue la gota que derramo el vaso, Arthur rompió en llanto frente a ese hombre que a penas conocía.

Se acomodo en la silla y apoyo ambos codos sobre sus piernas mientras repetía una y otra vez que perdía a su pequeña hija, su Catherine.

   —¿Como le diré a Molly? —se pregunto a si mismo entre lagrimas.

El frió hombre que estaba frente a él se acomodo el corbatín y miro a Arthur con pena, tal vez hasta sintiéndose culpable. 

Mi Unico Propósito (Harry Potter y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora