13| Quidditch ✓

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La idea de montar a una escoba el lunes de la siguiente semana no era en absoluto emocionante, no sólo porque no tenía idea de como hacerlo o porque temía caer desde un precipicio sino porque los Slytherins se enseñarían a nuestro lado. ¿Por qué a los profesores les encantaba ponernos al lado de las víboras? Me imagino que ellos, los Slytherins, piensan lo mismo o tal vez irán a burlarse de nosotros.

—Harry, ¿te puedo contar un secreto? —le pregunte al azabache la mañana del sábado, un día después del "emocionante" aviso.

Ron aún no despertaba, conociendolo tardaría un par de horas más o tal vez no era tan flojo como yo. Así que aproveché la ocasión para contarle a Harry sobre Theess, ya habían pasado dos semanas desde que Sara me la regalo, no podia negarlo amaba esa lechuza, era realmente interesante, aunque cada día nos parecía más difícil ocultarla, ya habían comenzado a preguntar a Hermione por qué o para qué necesitaba dos aves.

Harry asintió acomodándose en el sillón para quedar cara a cara: -Claro, por algo somos amigos -sonreí por la respuesta y desvíe la mirada a la chimenea, que se encontraba encendida.

La sala común estaba sola, ¿y como no? En un día sábado nadie suele despertar temprano, menos yo, es decir, me parece extraño que me despertará a las ocho en punto, debe ser un récord.

—¿Recuerdas a Sara? —no sabía cómo empezar. Harry fruncio el ceño sin entender pero después abrió su boca formando una o y asintió—. A mis hermanos no... ellos —solte un suspiro frustrada—. A ellos no les agrada ella.

—No... no te entiendo, se supone que han perdido la comunicación, ¿por qué debería tener importancia? —arrugue la nariz y pase mis manos sobre mí rostro—. Estas ocultando algo -afirmo riendo.

—¿Qué? ¿Cómo lo supiste? —me acerqué a él intentando saber si era demasiado obvia.

Harry se encogió de hombros y rasco su nuca evitando mirarme tal y como lo hacía antes de mi pregunta.

—¿No te ha... pasado que puedes...? no sé...

—Sacaló, Potter. Ron no va a tardar en bajar y además tengo hambre —pedí tocando mi estómago haciendo una mueca.

—Tú primero —me pidió. Enrede las manos en mi cabello y cerré los ojos pensando las palabras.

—Tengo una lechuza escondida, Hermione me cubre y sigo hablando con Sara —Harry arrugo la frente y humedecio sus labios con la punta de su lengua—. Si Fred o George... o Ron se dan cuenta... agh, no sé lo que pasará.

Baje la cabeza y me sente de forma correcta en el sillón. Harry acarició mi hombro, tal y como mamá lo hizo el día antes de ir al Callejón Diagon, eso me calmo.

—¿Tú que tenías que decir? —le pregunte acomodandome de nuevo sobre mí pierna.

—Olvidalo, era una tontería —me respondió haciendo un ademán con la mano y levantándose, lo mire extrañada arqueando una ceja, no sabía que podía hacer eso—. No creo que Ron baje temprano, cuando salí de la habitación estaba roncando —rió extendiendo su mano para ayudar a levantarme.

Sonreí imaginando a mi hermano con la baba de fuera y tome la mano de Harry: —Tienes razón, ya tengo hambre —murmure al tiempo que sobaba mi estómago.

Mire a Harry y  fruncí el ceño sin entender por qué veía hacia abajo. Pose mis ojos a donde creí que él miraba y me encontré con nuestras manos tomadas, no hice nada, hacia lo mismo con Ron, Fred y George, ellos decían que era una significativa muestra de afecto, les tome la palabra como lo había echo antes con Gregory.

—Vamos Harry —lo jale de la mano haciendo que riera al mismo tiempo que casí caía de panza.

Ambos salimos de la Sala Común y seguimos el recorrido de todos los días al Gran Comedor. La verdad era que me gustaban mucho los fines de semana porque tenía tiempo de sobra, el viernes hacia toda mi tarea sin importar que tanto tardará en ello, sábado y domingo le daba una repasada a los libros de algunas clases para ponerme al corriente. Sin contar, claro, la tranquilidad que se respiraba desde horas antes de acabar las clases del viernes.

Mi Unico Propósito (Harry Potter y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora