9| Expreso Hogwarts✓

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Un mes había pasado ya desde el increíble viaje al Callejón Diagon que Harry había echo al lado de Hagrid. Le sorprendía lo rápido que se había pasado el tiempo, aun más porque no acostumbraba a pasar con tal rapidez estando en casa de los Dursley.

Al volver, sus tíos no lo habían recibido con gusto. Su castigo encerrado en su nuevo cuarto se reanudó, ahora más tranquilo que cuando estaba en la alacena, claro, ya que Dudley no tenía más formas de molestarlo estando dentro y tampoco se mostraba ansioso por fastidiar a Harry, no desde que Hagrid le hizo crecer una cola de cerdo en sus sentadaderas.

Faltaban ya pocos días para partir a Hogwarts, solo un par de días y se vería lo más lejos posible de los Dursley. Sin embargo y pese a su gran deseo de irse un buen tiempo lejos de su "familia", los nervios le carcomian por cada segundo y eso no lo dejaban quieto ni un minuto. Tal vez lo que más inquieto le dejaba era el hecho de no saber como ir a la estación de tren King's Cross, podia estar casi seguro se que no lo llevarían.

   —¿Que quieres? —pregunto Vernon con cierto fastidio al ver que Harry se interponia entre él y el telévisor.

   —Me preguntaba si quizás podría llevarme a la estación de tren King's Cross —respondio Harry sabiendo cual podría ser la inmediata respuesta de Vernon, quien chasqueo la lengua y se cruzó de brazos.

La cara de Vernon quería mostrarse con seriedad, pero Harry había notado que su tío intentaba a más no poder ocultar una sonora risa, él no creía que los magos y brujas existieran, creía más bien que era un grupo de personas que habían perdido la cabeza.

   —¿De que plataforma sale? —pregunto Vernon tomando el periódico que tenía en una mesa a su costado. Hablar con Harry le disgustaba incluso más que Dudley molesto.

Harry esculco los bolsos de su pantalón intentando recordar en donde había dejado el boleto que Hagrid le dio antes de despedirse. Temeroso de haberlo perdido en sus ataques de nervios siguió buscando hasta que con las yemas de sus dedos tentó el boleto dentro de su bolsillo trasero. Sonrió aliviado, le entrego el boleto a Vernon quien dejó bufando el periódico y se lo arrebato, cosa que no se le hiso extraña a Harry.

   —¡Lo ves, nueve y tres cuartos, esa plataforma no existe! —exclamo Vernon recalcando la última palabra para después soltar una sonora carcajada.

Harry no dijo nada, sabía que no debería gastar saliva en explicar algo a quien simplemente temía de la realidad. Rodó los ojos y por el rabillo del ojo vio como la cabeza de Petunia sobresalía del marco de la puerta que había en la cocina, era extraño escuchar a Vernon reír de esa manera.

Catherine se removió en la cama tomando posesión de todas las cobijas que había, se enredo en ellas y se giro dejando escapar un ronquido. Hacía tantos días que no lograba dormir tan cómoda como hasta ese día, las pesadillas que la habían atormentado dejaron de aparecer y claro que la escarlata no tardo en aprovechar.

   —Cathe, Cathe... ya despierta —pidió Ginny moviendo a su hermana con fuerza, la cual desde lejos parecía un burrito enredado entre tantas cobijas del que sólo sobresalían un par de mechones rojizos como los tomates maduros.

Catherine seguía roncando pero no por eso dejaba de emitir quejidos molesta por la interrupción de su hermana a sus dulces sueños.

   —Dejame dormir Ginny —pidió Catherine adormilada.

   —Mamá te regañara —insistió la pequeña descobijando a Catherine—. Además dice que es bueno tener algo en el estómago durante el viaje.

Como zombie que se levanta de la tumba, la pelirroja durmiente se levantó de golpe dandole un susto a Ginny. Desesperada comenzó a buscar sus pantalones y una blusa, con más velocidad se quito la pijama y comenzó a vestirse, sin siquiera notar la presencia de su hermanita.

Mi Unico Propósito (Harry Potter y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora