1. El plan del Señor Oscuro

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Las artes oscuras son numerosas, variadas, cambiantes e ilimitadas. Combatirlas es como luchar contra un monstruo de muchas cabezas al que cada vez que se le corta una, le nace otra aún más feroz e inteligente que la anterior. Severus Snape



- Severus, mi muchacho... – Albus Dumbledore no estaba seguro de sus acciones. Pocas veces sentía esa duda que ahora le descomponía el estómago. Y es que ver a Severus Snape sentado frente a él en su despacho con la mirada perdida y sin reaccionar ante nada no era algo común. – ¿Qué es lo que te sucede?

Severus se acaricia las dos cortinas negras que llevaba por cabello y abre la boca con intención de hablar, pero ninguna palabra brota de su garganta. Simplemente vuelve a cerrarla y, por primera vez en esos diez minutos, conecta sus ojos oscuros con los de su compañero y amigo.

El director no puede evitar que un escalofrío le recorra la columna vertebral. Severus parecía seguir abstraído en su propio mundo. La mirada oscura que tan acostumbrado estaba a analizar no presentaba su típico brillo malicioso que algunos calificarían de cruel. No, estaba confusa, temerosa. Y Severus Snape no era un hombre que mostrase tan abiertamente sus inquietudes.

- Tom ha...

Ante la escucha de ese nombre, Severus se levanta del asiento como un rayo y se dedica a pasear por el despacho con las manos en la espalda. Albus, como no podía ser de otra forma, seguía cada uno de sus movimientos con la mirada. Finalmente, y tras un suspiro cansado, Severus decide levantar la mirada para realizar su reporte.

- Estoy bien Albus, simplemente... – el hombre hace una pequeña pausa – Tengo demasiada información, necesitaba digerirla – La máscara de frialdad vuelve a ser parte de su armadura y el director se permite respirar aliviado: ese era su muchacho.

- Muéstramelo Severus – pide con un tono tremendamente amable. Tras unos segundos, vuelve a conectarse con esos ojos negros.

- Estoy listo – susurra el pocionista tras ordenar sus pensamientos.

El director se pierde en el lago de los recuerdos de su espía mientras Severus trata de evitar la sensación de incomodidad que se le instalaba en el pecho. ¿Estaba haciendo lo correcto al engañar a Albus Dumbledore?


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Sí, mucha gente consideraba que Hermione Jean Granger era una bruja con un talento innato para la magia. No existía conjuro que no hubiese conseguido formular en clase, y todos sus profesores estaban al tanto de ello. Sin embargo, en ese preciso momento comenzaba a exasperarse y a perder los estribos. ¿Por qué? Porque sentada como estaba en la sala común, con un libro de pociones en su regazo, Ronald Weasley seguía ignorándola y únicamente tenía ojos para esas piezas de ajedrez. Hermione estaba al tanto de que el ajedrez estaba considerado un juego potenciador de la lógica y sabía que debía gustarle. Sin embargo, no podía evitar mirar a sus dos amigos y bostezar de aburrimiento. Tampoco le gustaba el quidditch...pero al menos las escobas la entretenían un poco.

- Ronald Billius Weasley deberías dejar ese juego y...

- En serio Hermione – Harry acababa de mover y Ron mostraba una mueca tremendamente exasperada – Tu voz no deja que me concentre

- ¡Mañana tenemos examen de pociones y ni siquiera has empezado!

Notando que por mucho que se lo pidiese su mejor amiga no iba a dejar de gritar, Ron tapa sus oídos y vuelve a centrarse en el juego ignorándola por completo.

Magia ancestral [COMPLETADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora